Criminología de la “delincuencia juvenil” o Ideas alrededor de la Sociología de la desviación de Howard S. BECKER (Teoría del Etiquetamiento) en relación con la Criminología mediática actual de jóvenes implicados en “delitos”.-
Autor: Federico Carlos Castillo, en IX/2.011.-
“La niñez se mide por los sonidos, los olores y la vista,
antes de que llegue la oscura hora de la razón”
de John Betjeman
Introducción
La Criminología estudia los distintos discursos que se fueron dando a lo largo de la historia, los cuales -en su gran mayoría- han legitimado y legitiman el castigo.- Según Sutherland, la misma conforma un “cuerpo de conocimientos sobre el delito como fenómeno social. Incluye dentro de su ámbito los procesos de elaboración de las leyes, de infracción de las leyes y de reacción frente a la infracción de las leyes”
El fenómeno de la violencia y del delito relacionado con la juventud, es decir, niños, niñas y adolescentes menores de 18 años de edad, es un tema recurrente en la agenda pública, de gran relevancia social y en los medios de comunicación.-
Este trabajo intenta desentrañar dicha problemática en torno a las ideas de Becker esbozadas en su libro “Los Extraños”, atento a que el mismo representó un cambio de paradigma para la criminología académica.- Dicho cambio tuvo en cuenta una mirada crítica para con los que ostentan el poder, es decir, los que imponen las normas, y desentrañó las interacciones y procesos complejos de definiciones, con los que se rotula y etiqueta a los desviados.-
El presente trabajo trata sobre la llamada “delincuencia juvenil”, poniendo énfasis en la construcción compleja del llamado “pibe chorro”, remarca con énfasis el punto de vista de la sociología de la desviación de Becker respecto de los adolescentes implicados en delitos, relacionando la riqueza de conceptos sociológicos en contraposición con la criminología mediática, paralela y subterfugio de la académica, y representada por el neopunitivismo norteamericano globalizado, actual representante de la Criminología mediática.- Todo ello a modo de establecer continuidad y vigencia al mencionado proceso de etiquetamiento, a los fines de redescubrir al “pibe chorro” como una construcción compleja que se fundamenta tanto en intereses como en prejuicios y creencias.-
Índice
1.- “Los Extraños. Sociología de la Desviación”.-
1.1.- “Los Extraños”.-
1.2.- “Definiciones de la Desviación”.-
1.3.- “La desviación y las respuestas de los otros”.-
1.4.- ¿De quien son las reglas?.-
2.- “Tipos de desviación : un modelo secuencial”.-
2.1.- Modelos simultáneos y secuenciales de la desviación.-
2.2.- “Carreras de desviación”.-
3.- “Las Reglas y su imposición”, “Los Instigadores de la Moral”, y “El estudio del a desviación: problemas y simpatías”.-
4.- Criminología Mediática.-
A modo de conclusión.-
Referencias bibliográficas.-
1.- “Los Extraños. Sociología de la Desviación”
Howard S. BECKER nació en 1.928, pertenece a la segunda generación de la Escuela de Chicago, Estados Unidos, como sociólogo forma parte de aquella tradición criminológica, fue discípulo de Everett C. Hughes, y contemporáneo de Erving Goffman.- Publica “Los Extraños. Sociología de la Desviación” en el año 1.963 a la que prefiere relacionar con el interaccionismo simbólico. Se comprometió a tal nivel con los grupos que estudió que se hizo -dicen- un muy buen pianista de jazz, publicó además temas relacionados con la sociología del arte, y la investigación científica.
1.1.- “Los Extraños”
En el capítulo de su obra denominado “Los Extraños”, de manera general comienza analizando la sociedad y las reglas desde el punto de vista del marginal, y pone en duda el hecho cotidiano respecto a la visión convencional que comúnmente se tiene para con los que rompen las reglas, en estos términos: “Todos los grupos sociales crean reglas y, en ciertos momentos y en determinadas circunstancias, intentan imponerlas… Cuando se impone una regla … quien se cree que la haya quebrantado .. se lo considera un marginal ” y sigue “Pero la persona así catalogada como marginal puede tener una visión diferente del asunto. Puede no aceptar la regla según la cual está siendo juzgado … el transgresor puede considerar que sus jueces son marginales..”. (1)
Becker explica que las reglas y sus sanciones pueden ser formales e informales, para el primer caso expresamente detalla que “puede usarse la fuerza policial del Estado para imponerlas”. Respecto al incumplimiento de sanciones informales “…se trata de pactos informales -tanto los más recientes como los ya refrendados por su antigüedad y tradición…”, y especifica “… Aquí nos ocuparemos principalmente de las normas que tienen vigencia real y que están vivas porque siguen siendo aplicadas….” (2)
Esta sociología representa un cambio fundamental de paradigma, atento a que hasta ese momento los autores que abordaban el tema habían fijado la mirada en los criminales como problema social a resolver. Con Becker y la publicación de Los Extraños en 1963, al preguntarse por los desviados, e intentar ver dicho punto de vista, observó que no todo desviado es criminal, resaltando la importancia de las instituciones encargadas de determinar a los criminales en un proceso de etiquetamiento llevado a cabo por quienes imponen las reglas.
1.2.- “Definiciones de la Desviación”
Justamente en el primer subtítulo “Definiciones de la Desviación” define a la desviación rechazando la postura amparada en el “sentido común” de lo que se entiende –valga la redundancia- por “desviado”, deduce que la mirada del otro hacia el desviado se fundamenta en valores que se dan por aceptados intrínsecamente en cada grupo concreto, manifestando expresamente que -de tal manera- no se pone en tela de juicio dicho rótulo. Entiendo que Becker hace una crítica general a los valores de la clase media (al promedio estadístico), y cuestiona sus reglas, fundamentalmente por que provienen de quienes -por cierto interés- pretenden coercionar a otro grupo de la sociedad, o porque se pretende persistir en dicho estado de situación que les es favorable.- En tal sentido al final del subtítulo se ubica –a mi entender- dentro de la Teoría del conflicto, le marca el límite a las obras de Merton y Parsons en el sentido de que, más allá de que tienen “.. la gran virtud de señalar zonas de la sociedad potencialmente problemáticas que pasan inadvertidas para la gente (véanse Merton, 1961, y Parsons, 1951, pp. 249-235)...”, estas teorías del consenso estructuralistas “Etiquetan … procesos como desviados o los identifican con síntomas de un desarreglo social. Discriminan entre rasgos sociales que fomentan la estabilidad (y que son, por lo tanto, "funcionales" [al sistema]) y rasgos sociales que buscan interrumpir la estabilidad (o sea, "disfuncionales" [desde el punto de vista de los marginales actuales que molestan a la clase media, imaginemos a los olvidados del sistema reclamando sus derechos como el movimiento “piqueteros”])”.- Continua teniendo en cuenta lo dicho anteriormente respecto a las fuerzas vivas de la realidad dentro del proceso de creación y coerción de normas, en rechazo a estas teorías del consenso en los siguientes términos: “En teoría puede parecer fácil, pero en la práctica es muy difícil discriminar lo que es funcional de lo que es disfuncional para una sociedad o grupo social. La cuestión de cuál es el propósito u objetivo (función) de un grupo y, en consecuencia, qué cosas lo ayudan a lograrlo o se lo impiden suele ser de carácter político….” (3) Atento a la complicación expuesta para definir a la desviación -de manera general- Becker adelanta de manera realista la cuestión, contemplando la variedad de intereses en pugna que suele haber en nuestros sistemas sociales, los cuales transitan crisis y conflictos políticos entre los distintos grupos de poder.- No encuentra una realidad superior que dé sentido a distintos puntos de vista.-
En por ello que critica, que las mismas reglas se acepten irreflexivamente, atento a que se omite observar las variables que dan formación al proceso por el cual se determina a alguien como extraño.- Su estudio se basa en grupos concretos, y lo que dichos grupos provocan al desviado, no en lo que el desviado provoca en un determinado grupo.-
1.3.- “La desviación y las respuestas de los otros”
En el subtítulo “La desviación y las respuestas de los otros” Becker se va acercando a su definición de la desviación, la que entiende -en base a lo que viene desarrollando- como directamente creada por la sociedad, que como respuesta [de los otros] produce al desviado, quien resulta ser “…una persona a quien se ha podido aplicar con éxito dicha calificación …así llamada por la gente… ” (4)
Las manifestaciones tempranas más importantes de esta visión pueden encontrarse en Tannenbaum, y Lemert. Para Edwin M. Lemert (Social Pathology, Nueva York, Mc Graw-Hill Book Co., Inc., 1951) conforme la cita del mismo Becker.- La desviación resulta notoria en la interacción que existe entre los agentes del control social y los delincuentes y, en como determinados sujetos vienen a ser etiquetados como criminales, delincuentes o desviados. Existe en la mencionada interacción una desviación primaria ocasional que describe como un comportamiento desviado que puede ser excusado, racionalizado, o si no socialmente aceptado, mientras que también existe una desviación secundaria que entiende como la desviación de quien ha sufrido una severa reacción social para reparar la desviación primaria. Lo importante de dicha clasificación es que la primera es producto de causas o factores individuales, mientras que la segunda es responsabilidad de la sociedad, atento a que la reacción social ante una conducta desviada, consigue una transformación de la identidad individual, asignándole un nuevo rol o status, produciéndose un efecto de estigmatización de la persona. (5)
Becker entiende que para que un acto sea desviado o no, depende de la forma en que los otros reaccionan ante él, en tal sentido la acusación pública es determinante (6), existe un paralelo respecto al trato diferente que existe en la acusación pública que hacen los medios de comunicación de los jóvenes marginales en comparación con los de clases económicamente solventes.-
Conforme lo anteriormente expuesto, queda claro que la reacción social resulta variable, o responde a intereses, en tal sentido la teoría del conflicto, o pensar el delito como pragma conflictivo, relacionada con el interaccionismo propio de las sociedades actuales, explica de manera realista lo que sucede con la conducta desviada como reacción al etiquetaje y al castigo.-
Esta cuestión repercute en los procesos judiciales, y Becker lo relaciona en estos términos, remarcando el aspecto subjetivo del desviado: “El grado en que un acto será tratado como desviado depende también de quién lo comete y de quién se siente perjudicado por él. Las reglas suelen ser aplicadas con más fuerza sobre ciertas personas que sobre otras. Los estudios de delincuencia juvenil dejan muy claro este punto. Los procesos legales contra jóvenes de clase media no llegan tan lejos como los procesos contra jóvenes de barrios pobres Cuando es detenido es menos probable que el joven de clase media sea llevado hasta la estación de policía, es menos probable que sea fichado [o que por una vía de hecho sea fotografiado, atento a que no da con el perfil de peligroso que persigue la Agencia Policial] y finalmente es extremadamente improbable que sea condenado y sentenciado (Vease Albert Cohen ….) Estas diferencias ocurren aunque la infracción a la regla haya sido igual en ambos casos. Del mismo modo, la ley es aplicada de modo diferente a negros y blancos … Este es por supuesto, uno de los argumentos principales del análisis de Sutherland sobre el delito de "guante blanco": los ilícitos cometidos por las corporaciones casi siempre son juzgados como casos civiles, mientras que los delitos cometidos por un individuo son por lo general tratados como delitos penales (Sutherland, 1940)…” (7)
Las fuentes pertenecen a dos obras sociológicas de sumo interés a la relación que se pretende esbozar respecto a los jóvenes implicados con delitos, la primera “Delinquent Boys” pertenece a Albert Cohen que es quien desarrolla la teoría de la subcultura, e identifica cinco notas características de la delincuencia de grupos o bandas de clase social baja. Se refiere a lo que él denomina como calidad no utilitaria, destructividad, negativismo total, gratificación inmediata y desafío a la autoridad.- (8) Esas son para Cohen las motivaciones específicas que pueden generar conductas delictivas.
Respecto a la gratificación inmediata, es común escuchar a quienes realizan abordajes con jóvenes en conflicto con la ley penal -licenciados en trabajo social- explicar esta misma cuestión como una realidad social vivida en el contexto de los niños de barrios marginales, en cuanto a la imposibilidad de dichos jóvenes de establecerse metas a largo plazo, la preeminencia que le dan a vivir el presente con cierta impaciencia, “tener” en vez de “ser”, “hacerse” de lo que necesitan en forma inmediata -fin- sin importar la forma -medio-, y no planificar a largo plazo la forma de obtener -por ejemplo una zapatillas de marca, o un celular moderno-. Esta orientación hacia la cultura rebelde de la juventud, constantemente presionada desde lo exterior, tendiente a excitar la materia, tiene fundamento en la búsqueda de placer y descontrol, exacerbada en los años noventa en los países –que como el nuestro- recibieron en gran dosis la inyección neoliberal, que ahora padecen los países del llamado primer mundo.-
La segunda fuente corresponde a Edwin Sutherland para quien el comportamiento desviado o delincuencial, así como el comportamiento normal o social, es aprendido (teoría de la asociación diferencial). Las personas (y en mayor medida los jóvenes cuyo carácter se encuentra todavía en un proceso de formación) al vivir en sociedad se relacionan continuamente con otras personas, pudiendo convivir y relacionarse más a menudo con personas respetuosas de la ley o, por el contrario, con personas cuyo comportamiento no respeta la ley y fomenta la violación de la misma. La conclusión a la que llega Sutherland se puede resumir de la siguiente manera: una persona se vuelve delincuente o tendrá mayores posibilidades de delinquir cuando las actitudes positivas frente al comportamiento desviado superan cuantitativamente a los juicios negativos, esto es, porque ha aprendido a definir con más frecuencia una situación en términos de violación de la ley que en términos de respeto a la misma. Al describir este aprendizaje, relacionado con la interacción o asociación respecto al comportamiento delincuencial, Sutherland no hace diferencia entre ricos y pobres, de hecho demuestra que los ricos también cometen delitos y que aprenden en procesos interactivos símiles a los marginales.- (9)
Entiendo que nos encontramos ante un fenómeno complejo si lo relacionamos con jóvenes implicados con el delito, porque por un lado los caminos desviados son aprendidos por ricos y pobres, y el delito no tiene nada que ver con el crecimiento económico, y por otro lado, es puesto de manifiesto que existe selectividad en el sistema respecto al etiquetaje que se realiza, y quienes deben soportar la imposición de normas son los marginales que tienen “portación de rostro y aspecto”.-
Asimismo, respecto a la Teoría de Merton -y Parsons-, no resulta convincente el punto de vista que percibe el delito como disfuncional, más que anomia se perciben dos aspectos que involucran al desviado concreto en la interacción con sus pares (Sutherland) y con los otros (Becker), George Herbert Mead (1863-1931) y Wilhelm Wundt (1832-1920), estudiaron el denominado interaccionismo simbólico, con base en el conductismo, y que se define observando que -de alguna manera- somos, tal como los otros nos van viendo, conforme a las demandas de roles que los otros nos van formulando, en un grupo determinado o general, donde se desarrolla la experiencia, y en donde “…el hombre es un animal adaptador de papeles…” (10).-
Finalmente, y a modo de conclusión, desviación no es simplemente una cualidad presente en determinados tipos y ausente en otros, sino que es más bien el producto de un proceso que involucra la respuesta de los otros… “desviados [son] aquellos [a] quienes algún segmento de la sociedad ha etiquetado de esa manera… La desviación no es una cualidad intrínseca al comportamiento en sí, sino la interacción entre la persona que actúa y aquellos que responden a su accionar…” (11)
1.4.- ¿De quien son las reglas?
En el subtítulo final ¿De quien son las reglas? Pone de resalto una realidad evidente respecto de los jóvenes y las reglas que se les impone en general, las que son formuladas por sus mayores aplicándolas sin mayor consentimiento y en contra de la voluntad de la otra parte. “Las reglas … no toman en cuenta los problemas de la adolescencia. Los adolescentes se ven rodeados de normas de ese tenor que han sido establecidas por gente más grande y más asentada en la vida. Esto es visto como algo legítimo, ya que se considera que los jóvenes no tienen ni la sabiduría ni la responsabilidad suficiente para instituir sus propias reglas.”(12)
El Dr. Diego Freedman se preguntaba en una conferencia de Unicef (2.008) si hasta el mobiliario de la Justicia Juvenil debía ser igual al de la Justicia de Adultos.- De esta pequeña observación de Becker respecto a las diferencias evidentes que presentan los jóvenes, en el sistema penal se podría interrogar como hacía Freedman si se tienen en cuenta los problemas específicos de los adolescentes en las respuestas punitivas o sanciones de sus conductas, si se observa el desarrollo psicológico en progreso y sus notas características de niñez o adolescencia, y el proceso mismo de etiquetamiento seleccionador.- Un ejemplo esclarecedor lo constituye la modalidad de los delitos cometidos en banda por menores de edad, en los que -por tal motivo- se agrava la responsabilidad -al igual que los adultos- en las leyes de fondo de la mayoría de los países, ésta agravante resulta ser un absurdo desde la psicología del niño atento a que “la actuación en grupo es característica casi indeclinable de la delincuencia juvenil hasta el punto de explicar el comportamiento delictivo (también el adaptado) en fase crítica de la evolución como la adolescencia. El acto de vandalismo de menores en grupo es casi la figura paradigmática de la infracción juvenil, el acto vandálico de menor que actúa sólo refleja más bien una patología grave. Luego por tanto utilizar para agravar, o incluso aunque sólo fuera para reforzar la medida educativa, lo que constituye forma de comportamiento normal no es sólo injusto sino probablemente también una necedad sólo explicable por temores sociales que deberían ser estudiados para corregirlos en sede de psicología colectiva en lugar de proyectarlo sobre el chivo expiatorio menor” (13)
2.- “Tipos de desviación : un modelo secuencial”
En el segundo capítulo que trata sobre los “Tipos de desviación : un modelo secuencial” avanza sobre los matices que pueden presentar los actos desviados, los que además de resultar como consecuencia de la imposición analizada ut supra, son consecuencia de la combinación de parámetros de conformidad (o no conformidad) de un acto, respecto a una norma particular.-
De allí, los tipos de desviación existentes de acuerdo a la percepción de los mismos por –los otros- en conformes a la norma y discordantes por una lado. Y por otro lado, aquellos actos por los que alguien es falsamente acusado y juzgado de algún comportamiento desviado -cuando no lo es- e incorrectamente etiquetado como tal, o quien es un desviado secreto que comete un acto irregular, pero este no es percibido por la sociedad como trasgresor de las normas y no genera reacción (14).- Zaffaroni -en la obra citada- comenta que la desviación secreta, fue corregida –posteriormente- por Becker y que la misma “consiste en ser vulnerable a los procedimientos comúnmente usados para descubrir la desviación de una naturaleza particular, en hallarse en una posición en que sea fácil hacer prender la definición”(15).-
Repasando ideas esbozadas, el proceso de atribución de definiciones negativas, y los mecanismos del control social consiguen el etiquetamiento exitoso de quienes terminan siendo estigmatizados y excluidos por tener el rótulo de “delincuentes”, en nuestro análisis el “delincuente juvenil”. El método de Becker consiste en demostrar que el crimen es definido por algunos, y es más complejo de lo que se cree, no existiría tanto la criminalidad del individuo en si, sino que, al ser definido, el crimen es construcción social e incriminación interesada.- El etiquetado “criminal en sí” va mutando de pareceres, en el pasado eran los feos como el “petiso orejudo”, hoy son los “pibes chorros” marginales, como el joven de la toma de rehenes de principios de milenio “Chucky”.- El análisis criminológico agrega como dato crítico que éstos jóvenes “delincuentes” se encuentran afiliados a una subcultura determinada que autojustifican su accionar contra al consenso impuesto por la cultura dominante, que -a su vez- le refuerzan su rol social al ingresar al sistema penal, y que no obstante ello, la realidad del delito es que el mismo se aprende, y que siempre está la posibilidad de ingresar o no en una determinada carrera delictiva, y cuyas motivaciones, se desarrollarán a continuación.-
Es importante recalcar que el delito -entre otras cuestiones- se aprende en la interacción, en los contactos entre pares, pero que los jóvenes ricos no son seleccionados y pueden avanzar en su carrera profesional o laboral exitosamente –no delictuosamente-, si cometen un delito penal se activan los resortes civiles o federales de solución, o dicho proceso termina en alternativas siempre viables y razonables como la probation o juicio abreviado –según las consecuencias de un accidente de transito por ejemplo-.
Según Becker “esta clasificación tienen la virtud de distinguir entre fenómenos que difieren en aspectos importantes que por lo general son considerados iguales. Si ignoramos esas diferencias, podemos caer en la falacia de intentar explicar de la misma manera fenómenos distintos, ignorando la posibilidad de que quizás exijan explicaciones específicas. [nuevamente expone un ejemplo relacionado con los jóvenes implicados en delitos] Un muchacho que inocentemente integra los márgenes de un grupo de delincuentes puede ser arrestado cualquier noche como sospechoso, y pasará a figurar en las estadísticas oficiales como un delincuente, al igual que quienes verdaderamente estuvieron involucrados en el delito. Los científicos sociales que busquen elaborar teorías sobre la delincuencia intentarán dar cuenta de su presencia en los registros policiales del mismo modo en que explican la presencia de los otros. Pero se trata de casos distintos, y una misma explicación no sirve para dar cuenta de ambos.”(16)
Mas allá del manejo arbitrario de las estadísticas y la selección sobre los parecidos (estereotipos), respecto del falsamente acusado, o de quien resulta ser inocente y es igualmente arrestado, desde una mirada artística la película “Los olvidados” de 1950 escrita y dirigida por Luis Buñuel, cuenta una historia trágica y realista sobre este punto.- La película relata la vida de unos niños en un barrio marginal de la Ciudad de México. “Jaibo… es un adolescente que escapa de un correccional para reunirse con Pedro… En presencia de él, Jaibo mata a Julián, el muchacho que supuestamente le delató…Cuando Pedro llega a su casa su madre no quiere darle de comer, lo que origina la secuencia onírica y surrealista en que la madre le ofrece unas vísceras que Jaibo le arrebata saliendo debajo de la cama donde yace el cadáver de Julián…Pedro intenta recobrar la estima de su madre comenzando a trabajar, pero sus buenas intenciones son frustradas por el comportamiento de Jaibo que comete un robo del que acusan a Pedro, que es arrestado por ello en una granja escuela. El director de la institución, confiando en el chico, le da cincuenta pesos y le manda a un recado, pero Jaibo le roba el dinero. Pedro entonces le denuncia como asesino de Julián, y Jaibo se venga matándolo en el gallinero de la casa de Meche. Esta y su abuelo arrojan su cadáver a un muladar. Entretanto, Jaibo es abatido por disparos de la policía…” El estreno de la película en México suscitó violentas reacciones, y se pidió desde diversas instancias mediáticas la expulsión del cineasta del país. A los cuatro días fue retirada de los cines sin que faltaran intentos de agresión física contra Buñuel (17).-
2.1.- Modelos simultáneos y secuenciales de la desviación.-
Becker critica el modelo simultaneo atento a que asume todos los factores a la vez, sin valorar el desarrollo –secuencia ordenada- que se opera en el fenómeno estudiado “.. Según ese modelo, un estudio sobre la delincuencia juvenil intentará descubrir si los factores que la generan responden al coeficiente intelectual de los jóvenes, a la zona en la que viven, al hogar del que proceden, o a una combinación de todos ellos y muchos otros más. Pero la realidad es que no todos los factores operan al mismo tiempo, y necesitamos un modelo que tenga en cuenta el hecho de que los patrones de comportamiento se desarrollan en una secuencia ordenada…” (18) La observación no es menor, tiene que ver con no congelar al etiquetado -únicamente- en el hecho delictivo ocurrido, sino avanzar en su progreso psicosocial y tener en cuenta la realidad posterior al mismo in bonam partem.- Las respuestas del sistema social en el que se halla inmerso un joven implicado en delitos no siempre valoran éste dato respecto al hecho de que los patrones de comportamiento se desarrollan en una secuencia ordenada en el tiempo, un ejemplo de ello puede observarse en los plazos de resolución de la Justicia Juvenil.-
Justamente Becker trabaja sobre el modelo secuencial del comportamiento desviado “los modelos de comportamiento se desarrollan siguiendo una secuencia ordenada”. La desviación es una sucesión de fases o etapas, de cambios de comportamiento y de perspectivas del individuo, en los jóvenes, dichas fases de desarrollo se encuentran en ebullición, dos meses en la etapa adolescente tiene distinta significación simbólica que en la misma etapa transitada por un adulto. La explicación de cualquier fase o etapa constituye un elemento de explicación del comportamiento final. Las estrategias de abordaje que no consideran éste aspecto no contemplan el hecho de que los patrones de comportamiento juvenil se desarrollan en una secuencia ordenada mas general, que la vida del joven implica muchos aspectos complejos a tener en cuenta, mas allá del hecho puntual en el tiempo en el cual pudo haber cometido un ilícito que congela su vida con la etiqueta de “delincuente”.- La vida del joven avanza, sus relaciones también, la etiqueta exitosa lo arrastra a cumplir el rol demandado, y paradójicamente se perjudica la misma parte de la sociedad que lo acusa públicamente.- Cuando Zaffaroni habla del delito como “pragma conflictivo”, respecto a los jóvenes el escenario incluye varios conflictos que se manifiestan desde lo político -ideologías- y social –diversas miradas sobre el sujeto singular de derecho, de intereses, y de realidades-, la realidad “naturalizada” del joven como sujeto social en interacción con su entorno, y sus problemas.-
Este modelo puede ser fácilmente modificado para estudiar las carreras en la desviación, haciendo una distinción de utilidad entre los que finalmente adoptan una identidad y una forma de vida desviada, y los que circunstancialmente se desviaron, volviendo a formas de vida convencionales, en tal sentido “… el estudio de los delincuentes juveniles que no llegan a convertirse en criminales adultos puede enseñarnos mucho más que el estudio de los que hacen carrera en el delito. …” (19) Las estadísticas demuestran que la cifra real responde a estos parámetros, a contramano de la cifra especulativa que publicitan los medios de comunicación, la que se fundamenta principalmente en la sensación de pánico social que pretende causar.-
2.2.- “Carreras de desviación”
Habiendo desarrollado previamente a los tipos de desviación como interacción y conflicto, en el subtítulo “Carreras de desviación”, Becker analiza los actos propios de desviación y advierte que no siempre se confirma la profecía de “los otros”•
Existen actos inconformes no intencionales, e intencionales.- Los Actos inconformes no intencionales, en la mayoría de las ocasiones son el primer paso de una carrera en la desviación, y se pueden deber al desconocimiento de la norma.- Una razón podría ser la pertenencia a una subcultura cerrada: Las personas muy involucradas en una subcultura en particular (por ejemplo, religiosa o étnica) pueden sencillamente ignorar que no todos actúan de esa forma, y por lo tanto, incurrir en una falta.
Los Actos inconformes intencionales implican el carácter de las motivaciones personales Becker al estudiar las razones por las que se comete un acto desviado, descarta el enfoque de las “… Las teorías psicológicas [que] atribuyen la causa de las motivaciones y acciones desviadas a las experiencias tempranas del individuo, que generan necesidades inconscientes que debe satisfacer para conservar su equilibrio. [Y asimismo rechaza] Las teorías sociológicas [que] buscan [las causas del desvío en] las fuentes de "tensión" socialmente estructuradas, lugares en la sociedad que entrañan exigencias conflictivas que hacen que el individuo busque una manera ilegítima de resolver los problemas que su lugar en la sociedad le presenta. (La famosa teoría de la anomia, de Merton, encaja en esta categoría [véase “Social Theory and Social Structure” Robert K. Merton, 1957, pp. 131-194].)…” (20)
Para Becker “…No hay razones para presuponer que sólo quienes finalmente se desvían de la norma tienen de verdad el impulso de hacerlo. Es mucho más probable que la mayoría de la gente tenga impulsos desviados todo el tiempo. Al menos en sus fantasías, la gente es mucho más desviada de lo que parece. En vez de preguntarnos por qué quienes se desvían de la norma hacen cosas reprobables, uno debería preguntarse por qué la gente convencional no lleva a la práctica sus impulsos desviados. …” (21)
Becker explica que existe una fuerte presión social hacia las personas normales que les impide salirse del carril adecuado, atento a que tal desvío traería consecuencias adversas a sus intereses “… El joven de clase media no abandonará la escuela porque su futuro laboral depende de la cantidad de educación que reciba….” (22)
En general existen un fuerte lazo de compromiso con las normas e instituciones convencionales que predominan en el sistema, están afuera del mismo los que no tienen nada que perder, pero en reglas generales se responde al compromiso.- Citando a Gresham, Sykes y David Matza, en “Thechniques of Neutralization: A Theory of Delinquency” publicado por la American Sociological Review, 22 dic. 1957, pág. 6657/669, Becker reproduce esta idea: “que los delincuentes juveniles en realidad tienen un fuerte impulso de ajustarse a la ley y que utilizan técnicas de neutralización para acallarlo: justificaciones de su accionar desviado que para el delincuente son validas pero no para el sistema legal o el conjunto de la sociedad. Clasifican las excusas y justificaciones que sirven a esta función de liberación o expiación moral en cinco tipos, formando en conjunto lo que denominan técnicas de neutralización” (23) Estas son las mencionadas técnicas de neutralización: 1. Negación de responsabilidad [causas externas] 2. Negación del daño, 3. Negación de la víctima, [Esta técnica suele ser utilizada para racionalizar crímenes cometidos por odio o venganza y violencia contra minorías raciales] 4. Condena de los denunciantes [rechazan toda autoridad sobre ellos] 5. Apelar a grandes lealtades [muchos delincuentes juveniles esgrimen que la lealtad a sus amigos, su banda o su grupo, se encuentra por encima de ser neutralizados sacrificando las demandas del grueso de la sociedad por las demandas de pequeños grupos a los que pertenecen los delincuentes] .-
En esta parte del estudio de la desviación, lo que importa no son los que se desvían de la norma ocasionalmente, sino los que mantienen un patrón de comportamiento desviado durante un largo periodo de tiempo estable.- Para Becker el desarrollo de motivos e intereses desviados surgen de los motivos socialmente aprendidos toda vez que se vuelven estables alrededor de una subcultura organizada para una determinada actividad desviada.- Ese aprendizaje puede ser privado o público, Becker se adelantaba al impacto los diversos medios de comunicación, televisión, o redes sociales en la inducción del individuo en la cultura, como poderosos medios tecnológicos.-
Por ello, la experiencia de haber sido identificado y etiquetado públicamente como desviado es “…Uno de los pasos más cruciales en el proceso de construcción de un patrón estable de comportamiento desviado..” (24) atento a que de ello depende la reacción de “los otros”, los cuales van a decidir si aplican o no la ley que se ha violado. En cuanto a dicha imposición, el individuo mismo -que ha cometido la infracción- puede actuar como agente ejecutor de aplicación de la ley y autocalificarse, y por otro lado -conforme los casos descriptos por los psicoanalistas [“El delincuente con sentimiento de culpa” de Sigmund Freud]- el propio individuo puede ser quien decide publicitar sus actos y mostrarse como desviado ante el público. Ya sea para procurarse el castigo que cree que merece, ya sea para reivindicar el acto que realizó. La obra del Psicólogo y Profesor Juan Pablo Mollo “Psicoanálisis y Criminología”, resulta esclarecedora en este aspecto subjetivo del fenómeno delictivo.-
Lo importante es que al conocerse al etiquetado como desviado, ello tiene serias consecuencias en la futura vida social y en la imagen que se hacen de sí mismas las personas afectadas “… Su efecto más importante es el cambio drástico que se produce en la identidad pública del individuo. La comisión del acto indebido y su publicidad le confieren un nuevo estatus. Se ha revelado que era una persona diferente a la que se suponía que era…” (25)
Si a un determinado sujeto de un barrio precario se lo etiqueta como “pibe chorro”, se lo trata acorde a eso, y se responde a ese nuevo status.- De estar fuera de todo, de ser un perdedor y estar caído del sistema, se pasa a un cierto status que “ordena” su vida conforme al ideal de una cierta subcultura organizada, la misma se completa con las grandes lealtades, y modelos de vida que sirven de ejemplos, tales como el Gauchito Gil o el paradigmático caso de “El Frente” Vital, todos ellos representan una determinada actividad desviada, que es venerada.- Es interesante el caso de Víctor Manuel "El Frente" Vital, quien murió el 6 de febrero de 1999 en una villa del conurbano bonaerense, adonde llegó perseguido por un policía que no titubeó en masacrarlo a tiros; convertido en el Santo de los pibes chorros, la crónica ha registrado que “Su madre, Sabina Sotelo, era custodia privada y aunque siempre intentó que su hijo se aleje del mundo del delito y de las drogas, nunca lo logró. “El Frente” era el menor de tres hermanos y el único que salía a robar, según cuentan, de forma mítica y romántica, "respetando los códigos de los ladrones de los viejos tiempos". Pero su carrera delictiva duró apenas tres años y estuvo marcada por una particularidad muy especial: “lo que robaba lo repartía entre la gente del barrio”. Los vecinos de la Villa San Francisco, recuerdan todavía el robo a un camión de productos lácteos [de la Serenísima] y el reparto entre los más humildes. Así, en poco tiempo, se convirtió en una especie de Robin Hood de fin de siglo que le robaba a lo ricos para dárselo a los pobres. A pocas cuadras de lo de Sabina, su madre, está la casa donde lo mataron. Allí, él y un amigo se refugiaron cuando escapaban de la Policía. Y fue en ese mismo lugar donde “El Frente” encontró la muerte. La noticia corrió como reguero de pólvora por el barrio y, en minutos la gente se alzó en contra de la Policía. Al velatorio concurrió una multitud. Y desde ese momento, pasó a la inmortalidad. Las remeras con el rostro de “El Frente” y las pintadas con su nombre, se multiplicaron por las calles pobres de la Villa San Francisco. "El Frente" pasó a la inmortalidad y según los vecinos, con su muerte, los milagros empezaron a llegar para proteger al resto de "los pibes chorros"…” (26)
Para analizar las consecuencias que acarrea asumir una identidad desviada, Becker toma como fuente a E. Hughes (pág. 353/359, marzo de 1945 “Dilemas y Contradicciones del Status” publicado en el American Lournal of Sociology, L), quien distinguió entre los rasgos de estatus maestros y auxiliares, y haciendo analogía con los valores simbólicos que los mismos representan –positiva o negativamente- explica la posesión de un rasgo desviados, en el que “…la gente presupone automáticamente que su poseedor también tiene otros rasgos indeseables asociados…” (27) Esto se relaciona con los estereotipos que desarrolla la criminología mediática respecto a la construcción del ellos por parecidos.-
Becker explica el proceso de etiquetamiento con sustento en los otros rasgos que suelen endosarse al status maestro y lo relaciona con la selección que opera en las fuerzas de policía, en estos términos: Para ser etiquetado como delincuente basta con cometer un solo delito, y a eso refiere formalmente esa palabra. Sin embargo, la palabra tiene también una serie de connotaciones que especifican los rasgos auxiliares de todos los que llevan ese rótulo. Se presume que un hombre condenado por robo, y por lo tanto etiquetado como delincuente, es capaz de meterse a robar en una casa. La policía opera según esta misma premisa, y cuando investiga un delito arresta e interroga a delincuentes ya reconocidos. Es más, se espera también que sean capaces de cometer otros tipos de infracción, pues han demostrado ser personas "sin respeto por la ley". Por lo tanto, al ser detenido por un acto desviado el individuo queda expuesto a la posibilidad de ser visto como desviado o indeseable en otros aspectos también. (28)
Esta práctica de hecho, es el proceso de selección que se lleva a cabo generalmente con los “delincuentes” que tienen antecedentes, con los “pibes chorros” que conocen de la calle los policías, los “vagos” que no tienen arraigo y contención, en general los que comúnmente han caído anteriormente en flagrancia por la torpeza propia de manejarse para delinquir o su juventud. Se llevan a cabo -entre otros- registros fotográficos, respecto a estos modus operandis el Dr. Julián Axat, comentando el fallo local dictado en la causa caratulada “RAVINO, JUAN MANUEL S/ HABEAS CORPUS-HABEAS DATA” expte. Nro. 915/10, que tramita por ante el Juzgado de Garantías del Joven Nro. 2 de Mar del Plata, dijo respecto a los registros fotográficos de jóvenes, que “Estamos ante un dispositivo o registro de marcación biopolítico que gestiona a su gusto la libertad de los adolescentes pobres del conurbano, sin necesidad de un encierro, pues la policía tiene un instrumento a mano para fabricar chivos expiatorios de coyuntura y así exhibir su eficacia; o bien ejercer represalias (el armado de una causa) si los pibes no cumplen con el negocio. El autogobierno policial conduce a este estado de cosas. La ausencia de una política clara y robusta frente a este tipo de actividades, es un claro ejemplo de retroceso en la materia penal-juvenil, desde que coadyuva a la construcción de un sistema penal subterráneo del “enemigo” para niños y jóvenes... Importa entonces que la actividad judicial ponga un coto a esta actividad ilícita policial … queda demostrado, con total claridad, la manera en la que opera territorialmente y con los menores, una comisaría de una ciudad compleja como es Mar del Plata. El fallo hace lugar a un habeas data colectivo, prohibiendo la práctica de tomar imágenes a niños y jóvenes; es decir, operativizando el Art. 36 de la ley 13634 comentado ut supra. Por lo demás, el fallo también avanza en declarar la inconstitucionalidad –en el caso- del art. 15 de la ley 13.482 inc. 1, b y c)…” (29)
Asimismo, Hughes distingue entre estatus principales y estatus subordinados.- El status de desviado es principal, y pasa a controlar a todas las demás identificaciones que alguien pueda tener. Entonces, al tratar a un individuo como si fuese un desviado en general y no una persona con una desviación específica, tiene el efecto de producir una profecía autocumplida por etiquetamiento.- “…En primer lugar, una vez que ha sido identificado como desviado, el individuo tiende a ser aislado de las actividades más convencionales, aun cuando las consecuencias específicas de ese particular accionar desviado no habrían generado el aislamiento de no haber sido por la publicidad del hecho y la reacción de los demás…” (30)
Cuando un desviado es identificado o descubierto como tal “ … se lo trata de acuerdo al diagnóstico popular que explica por qué es como es…”(31) lo que puede -a su vez- aumentar su desviación. “…El comportamiento es más una consecuencia de la reacción pública ante la desviación que un efecto de las cualidades inherentes al acto desviado en sí …” (32)
No obstante lo dicho anteriormente, las profecías no siempre se confirman a sí mismas, y los mecanismos no siempre funcionan de esa manera.- Becker explica que “… no todos los que son atrapados en la comisión de un acto desviado y etiquetados en consecuencia avanzan inevitablemente hacia formas más acentuadas de desviación…” (33) atento a que dicho proceso puede revertirse en atención a múltiples factores que pueden ir de mayor desviación -crímenes mayores- a menor desviación -circunstancias justificadoras o atenuantes-.- La detención policial o la publicidad del hecho desviado no conducen necesariamente a un aumento de la desviación “… si la situación en la que el individuo fue descubierto por primera vez ocurre cuando todavía tiene a su disposición líneas de acción alternativas.- Enfrentado por primera vez a las posibles consecuencias, drásticas y definitivas, de su accionar, puede decidir que no quiere tomar el camino de la desviación y echarse atrás. Si hace la elección correcta, será recibido nuevamente en el seno de la comunidad convencional, pero si hace el movimiento equivocado será rechazado e ingresará en un ciclo de desviación creciente…” (34)
Retomando el concepto de delito como pragma conflictivo, es dable adicionarle al mismo el plus que presentan los jóvenes implicados en delitos, por las razones explicadas mas arriba y porque que los mismos se hallan en instancias de crecimiento, lo que requiere un cambio de mirada y perspectivas con fundamento en dicha realidad, ello implica tener en cuenta las potencialidades a futuro respecto a la responsabilización, fortalecimiento de capacidades, transferencia de autonomía, y construcción de identidades sociales, ante padecimientos estructurales, con sustento en el principio de perfectibilidad humana, para proponer líneas alternativas viables en las respuestas ante el pragma conflictivo particularizado.-
La carrera de desviación culmina con la afiliación definitiva al grupo desviado que se encuentra organizado, atento a que ello provoca un sentimiento de destino compartido.- Todos están “en la misma” para enfrentar los mismos problemas, y a raíz de tal circunstancia surge una subcultura desviada.- Esta subcultura se compone de una forma particular de ver la sociedad que los margina, y desde una posición rebelde a los intereses predominantes, racionalizar posiciones grupales, justificar acciones, neutralizar sentimientos que se perciben contra sí mismos y argumentar a favor de las “bondades” de la desviación. Asimismo, el iniciado en un grupo desviado, aprende a actuar como desviado, se le enseña la forma para evadir la imposición de las reglas.- “… Así, el joven ladrón conoce ladrones más experimentados que le explican cómo deshacerse de la mercancía robada sin correr el riesgo de ser atrapado. Todo grupo desviado cuenta con un enorme acervo de tradiciones sobre esos temas, y el nuevo recluta lo incorpora rápidamente….” (35).- Todo éste proceso de racionalización, trae como consecuencia repudiar las reglas morales convencionales.-
3.- “Las Reglas y su imposición”, “Los Instigadores de la Moral”, y “El estudio del a desviación: problemas y simpatías” (36)
Becker, previo a investigar los grupos de músicos de jazz y fumadores de marihuana, cierra su estudio con sus tres últimos capítulos que denomina: “Las Reglas y su imposición”, “Los Instigadores de la Moral”, y “El estudio del a desviación: problemas y simpatías”.-
Al desarrolla el proceso de generación de reglas y su imposición -o coerción-, sostiene que las mismas se hacen coercitivas en función de un determinado acto de iniciativa emprendido, que implica un llamado de atención respecto de una infracción que se hace pública -caso Blumberg-.- Y que esto es posible, porque alguien se beneficia o tiene alguna ventaja al respecto, o se monta sobre un hecho lastimoso para justificar un discurso de mano dura, conforme intereses -medios de comunicación, construcción de cárceles, pánico social, tercerización de seguridad, mayores medidas privadas de seguridad…-
Becker desarrolla la figura del empresario moral, como aquel que siente la necesidad de justificar su trabajo y ser respetado, y que cree lograrlo imponiendo coercitivamente ciertas reglas a los demás.- Busca que se discipline una situación que cree errónea, incorrecta, y actúa en consecuencia por medio de los agentes de aplicación, que en muchos casos son profesionales que realizan su tarea rutinariamente y con falta de fervor, lo que puede traer conflictos con dichos empresarios morales.-
Entonces, en sentido amplio, la desviación es producto de la iniciativa empresaria, sin la iniciativa necesaria para crear las reglas, la desviación como consecuencia de la infracción a esa norma, no existiría. Asimismo, en un sentido más restringido, creada la regla abstracta, la misma debe ser aplicada a determinadas personas, se debe descubrir a los desviados e identificarlos, aprehenderlos y condenarlos, y -por supuesto- calificarlos de diferentes [villeros, pibes chorros…] a los fines de estigmatizarlos por su inconformismo social. Este discurso se fundamenta en argumentos torpes, que se limitan a buenos - nosotros- y malos -ellos-, y al calificar de malos, se hace necesario apartar por peligrosos –hacia terceros-, en defensa de la sociedad que solamente ellos –los buenos propietarios- disfrutan.-
Becker concluye que la mayor parte de la investigación científica sobre la desviación se ocupa de quienes quiebran las reglas, y menos de quienes las hacen e imponen.- Es dable observar que los desviados personifican la concepción abstracta que es la consecuencia del proceso de interacción entre personas, algunas de las cuales, al servicio de sus propios intereses, crean y aplican normas para coercionar a otros, que también, por propio interés, han cometido actos que son etiquetados y rotulados como desviados.
4.- Criminología Mediática
Habiendo desarrollado las ideas de Becker sobre el etiquetamiento con énfasis en la cuestión de los jóvenes, y la manera diferente –y acrecentada- en que influye la interacción y reacción de los otros en la conducta desviada de los mismos.- Completa –a mi entender- el análisis previo, la existencia de la criminología mediática como criminología paralela que “…responde a una creación de la realidad a través de la información subinformación y desinformación mediática en convergencia con prejuicios y creencias…” (37) Respecto a los jóvenes implicados en delitos, la criminología mediática transforma la desviación en criminalidad, esa es la idea que sirve de hilo conductor para entender la problemática de la llamada “delincuencia juvenil”.-
La criminología mediática actual tiene su origen en el neopunitivismo norteamericano, que se expande por el mundo globalizado por medio de diversas tecnología de las cuales las imágenes televisivas son las que más impactan, por ello el discurso tiene varias formas, e incluso es mas sutil el mensaje.- El discurso mediático “…crea una realidad de un mundo de personas decentes frente a una masa de criminales identificada a través de estereotipos que conforman un ellos separado del resto de la sociedad, por ser un conjunto de diferentes y malos…” (38).- La idea misma de "definición del otro” de Becker, se relaciona con el discurso que envasa determinada categoría de personas, en el proceso complejo descripto ut supra.- Esto mismo tiene sus fuentes en William I. Thomas, conforme al análisis de la definición de las situaciones: "If men define situations as real, they are real in their consequences" ("Si el hombre define una situación como real, ésta será real en sus consecuencias").
Las corporaciones que manejan los medios de comunicación, dominan un determinado discurso criminológico, y construyen realidades, delimitan mapas de delito, rotulan “pibes chorros”, definen un estado de inseguridad como real para que ello tenga determinadas consecuencias.- Las estadísticas reales sobre delitos cometidos por jóvenes, no parecen ser de la vasta cantidad con la que se perciben en los medios de comunicación.- Pero lamentablemente, esa misma percepción, genera reacción social y construye una estadística del delito juvenil paralela que todos creen “real”.- “…Se construye un ellos por semejanza, para lo cual la televisión es un medio ideal…” (39) esta construcción no se compone del pequeño grupo de criminales violentos reales, sino a los estereotipados que no delinquen pero que son parecidos.-
Este discurso fomenta la represión indiscriminada, “deben ser criminalizados y eliminados”, teniendo en cuenta una representación del adolescente en conflicto con la ley penal que estereotipa y estigmatiza generalmente a niños, niñas y adolescentes pobres, excluidos, o de barrios marginales.-
Zaffaroni explica que esta construcción de “pibes chorros” sirve como “chivo expiatorio” para infundir miedo, y responsabilizarlos de los fracasos del colectivo social. Se canalizan sobre ellos los valores peyorativos que circulan en la sociedad, y se los hace depositarios de los aspectos negativos. “…el único peligro que acecha nuestras vidas y nuestra tranquilidad son los adolescentes del barrio marginal… la criminología mediática construye un concepto de seguridad del todo particular: abarca sólo la prevención de la violencia del robo…” (40)
Zaffaroni advierte el no caer en la trampa emocional de este bombardeo mediático, en el que se excitan los impulsos de venganza por identificación, no con cualquier víctima, sino con la de los estereotipados, que cuidadosamente son seleccionados.- Nuevamente, el mismo concepto de selección sobre lo conocido que desarrollaba Becker.-
Y relacionado con el falsamente acusado, al responsabilizarlos se los considera “delincuentes” en la primer noticia del delito que se publica, no considerando el principio de inocencia en lo que respecta a la autoría del hecho, ni las pruebas que lo tienen por acreditado, se falta a las reglas de estilo que todo ejercicio del periodismo debiera guardar con celo.- Importa lo espectacular de la nota periodística o radial del momento, pero no se aclara por ejemplo -por que se ignora seguramente o no interesa- si el adulto era un autor mediato respecto de un joven a quien le daba la orden de cometer determinado delito, se desconoce si el joven es el eslabón mas débil de un mercado delictivo mas amplio que incluye una organización formada por adultos y encargada de comercializar, por ejemplo autopartes, estupefacientes, etc…
Una primera conclusión, pone de manifiesto la construcción de un sistema penal subterráneo del enemigo para jóvenes, sindicándose a la jóvenes “anormales” como “enemigos malos” de la sociedad, cuyo único propósito vital es amenazar a los buenos ciudadanos.- Reducción de discurso en buenos y malos como constante de la Criminología mediática, que guarda silencio respecto a los delitos de cuello blanco, excarcelaciones de genocidas, abusos de las fuerzas de seguridad, muertes por accidentes de tránsito, negociados corruptos, lugares formales e informales de encierro, etc…
Finalmente, respecto a la policía y la región Latinoamericana en que vivimos, Zaffaroni expresa estas duras palabras: “ …la efebofobia se manifiesta en todo su esplendor.- Escuadrones de la muerte y vengadores justicieros completan el panorama de las penas de muerte sin proceso en nuestra región, centrada en jóvenes y adolescentes.- Basta mirar las estadísticas para verificar que son muchos los países donde hay más adolescentes muertos por la policía que víctimas de homicidios cometidos por adolescentes…” (41)
A modo de conclusión
Cada evento en el que un joven se encuentra implicado con el delito representa una nube gris, la Criminología Mediática -y su discurso- va acumulando noticias que nublan la visión y forman la gran tormenta, que -en sus efectos prácticos- produce un gran escándalo en la opinión pública “…creando una realidad de un mundo de personas decentes frente a una masa de criminales identificada a través de estereotipos que conforman un ellos separado del resto de la sociedad, por ser un conjunto de diferentes y malos…”.-
La teoría del etiquetamiento de Becker, como la parte de las Teorías de la criminalización, explica –a mi entender- una parte muy importante de la complejidad del fenómeno de la “delincuencia juvenil”, y cómo las fuerzas de seguridad, y el sistema de justicia juvenil, inmersos estos últimos en el proceso de aplicación de normas, influyen o son cómplices de la severa reacción social general hacia los jóvenes “delincuentes”, no obstante ello, existen honrosas excepciones de jueces y juezas que “se meten en el barro”.- Todo este proceso de desviación primaria ocasional explicada por Becker y los autores que se citaron –principalmente Lemert-, deriva trágicamente en desviación secundaria, pero lo llamativo de estas ideas es que en ésta segunda desviación, la responsabilidad es de la misma sociedad, atento a que la reacción social ante una conducta desviada, consigue una transformación de la identidad individual, asignándole un nuevo rol o status, produciéndose un efecto de estigmatización de la persona.
La construcción del “extraño” de Becker, tiene similares características de definición que el “pibe chorro”, ambos son una construcción compleja, que la Teoría de la criminalización explica de manera crítica, asumiendo que las normas y su aplicación no constituyen una realidad objetiva y neutral, sino que configuran una forma de control determinado en la sociedad. Esta construcción compleja comprende al Poder Punitivo, el poder real, quien gana las calles en esa compleja microfísica del poder que describe Foucault.- Becker como académico “se mete en el barro” de la realidad, y advierte su conflictividad inherente “…el propósito u objetivo (función) de un grupo y, en consecuencia, qué cosas lo ayudan a lograrlo o se lo impiden suele ser de carácter político….”
Esto mismo se remarco al definir al delito como “pragma conflictivo” poniendo énfasis en que respecto a los jóvenes, el escenario incluye varios conflictos que se manifiestan desde lo político -ideologías- y social – con diversas miradas sobre el sujeto singular de derecho, de intereses, y de realidades-, que incluyen la realidad misma y naturalizada del joven como sujeto social en interacción con su entorno, y sus terribles problemas.-
Entiendo que al decodificarse la sociología de Becker junto al discurso actual de los medios de comunicación, respecto del estereotipado “pibe chorro”, se hizo una crítica del discurso simplista de mano dura que reclama del Estado el avance del poder punitivo, atento a que se fundamenta en la urgencia de respuesta a raíz de una noticia relacionada con un “presunto” hecho delictivo –generalmente robo violento- que señala-rotula-marca a una determinada juventud marginal y pobre, formada por sujetos “peligrosos” que es urgente controlar y disciplinar, principalmente a través del encierro, y la bastardización de sus derechos.-
La idea misma de "definición del otro” de Becker, se relaciona con el discurso que envasa como categoría estereotipada a los “pibes chorros”, lo grave de ello es que a la postre resultan ser un “chivo expiatorio” para infundir miedo, y responsabilizarlos de los fracasos del colectivo social, canalizándose sobre ellos los valores peyorativos que circulan en la sociedad.-
Desde luego que han quedado sin desarrollar las distintas investigaciones criminológicas relacionadas con la problemática de la “delincuencia juvenil” que la explican, a saber: otras teorías sociológicas, otras ciencias como la economía, antropología, disciplinas psi, “la maestra de vida” que es la historia, etc., y que permiten seguir repensando los límites de los discursos académicos, a efectos de contemplar la realidad del fenómeno de manera integral en el mundo del ser.-
Finalmente, la idea de William I. Thomas, continúa vigente conforme al análisis de la definición de las situaciones en la que: "Si el hombre define una situación como real, ésta será real en sus consecuencias", el discurso del neopunitivismo sobre la “delincuencia juvenil” es desenmascarado por la criminología crítica que denuncia al proceso de etiquetamiento y formación de estereotipos, como resultado directo de la construcción compleja que se fundamenta tanto en intereses como en prejuicios y creencias.-
Referencias bibliográficas
1.- Howard S. BECKER “Los Extraños. Sociología de la Desviación” 1.963, Edición Tiempo Contemporáneo. Bs. As. 1977, pág. 13 .-
2.- BECKER, en la pág. 13 de la obra citada.-
3.- BECKER, en la pág. 18 de la obra citada.-
4.- BECKER, en la pág. 19 de la obra citada.-
5.- VÁZQUEZ GONZÁLEZ Carlos, pág. 36, en “Teorías criminológicas sobre delincuencia juvenil”, del Curso de Experto Universitario en “Delincuencia juvenil y Derecho penal de menores”. Y de la obra del mismo autor: Delincuencia juvenil. Consideraciones penales y criminologías, Colex, Madrid, 2003.
6.- BECKER, en la pág. 21/22 de la obra citada.-
7.- BECKER, en la pág. 22/23 de la obra citada.-
8.- VÁZQUEZ GONZÁLEZ, en la pág. 19 de la obra citada.-
9.- VÁZQUEZ GONZÁLEZ, en la pág. 11 de la obra citada.-
10.- Eugenio Raúl ZAFFARONI “La Palabra de los Muertos” Ed. Ediar, Buenos Aires 2.011, pág. 224/225.-
11.- BECKER, en la pág. 23/24 de la obra citada.-
12.- BECKER, en la pág. 26 de la obra citada.-
13.- Joaquín CUELLO CONTRERAS, “REFLEXIONES SOBRE LA CAPACIDAD DE CULPABILIDAD DEL MENOR Y SU TRATAMIENTO EDUCATIVO Con una aportación al tratamiento de delincuentes jóvenes con trastorno narcisista de la personalidad” en la página electrónica: http://criminet.ugr.es/recpc/12/recpc12-01.pdf .-
14.- BECKER, en la pág. 29/30 de la obra citada.-
15.- ZAFFARONI, en la pág. 235 de la obra citada.-
16.- BECKER, en la pág. 30/31 de la obra citada.-
17.- http://es.wikipedia.org/wiki/Los_olvidados
18.- BECKER, en la pág. 31 de la obra citada.-
19.- BECKER, en la pág. 33 de la obra citada.-
20.- BECKER, en la pág. 34 de la obra citada.-
21.- BECKER, en la pág. 35 de la obra citada.-
22.- BECKER, en la pág. 35 de la obra citada.-
23.- BECKER, en la pág. 36 de la obra citada.-
24.- BECKER, en la pág. 38 de la obra citada.-
25.- BECKER, en la pág. 39 de la obra citada.-
26.- http://old.clarin.com/diario/2005/05/18/um/m-978953.htm
27.- BECKER, en la pág. 40 de la obra citada.-
28.- BECKER, en la pág. 40 de la obra citada.-
29.- http://www.surargentina.org.ar/index.php?secc=9&id=91
30.- BECKER, en la pág. 41 de la obra citada.-
31.- BECKER, en la pág. 41 de la obra citada.-
32.- BECKER, en la pág. 42 de la obra citada.-
33.- BECKER, en la pág. 42 de la obra citada.-
34.- BECKER, en la pág. 43 de la obra citada.-
35.- BECKER, en la pág. 45 de la obra citada.-
36.- BECKER, en la pág. 113/162 de la obra citada.- Y ZAFFARONI, en la pág. 233 de la obra citada.-
37.- ZAFFARONI, en la pág. 353 de la obra citada.-
38.- ZAFFARONI, en la pág. 369 de la obra citada.-
39.- ZAFFARONI, en la pág. 370 de la obra citada.-
40.- ZAFFARONI, en la pág. 370/1 de la obra citada.-
41.- ZAFFARONI, en la pág. 374 de la obra citada.-
Autor: Federico Carlos Castillo, en IX/2.011.-
“La niñez se mide por los sonidos, los olores y la vista,
antes de que llegue la oscura hora de la razón”
de John Betjeman
Introducción
La Criminología estudia los distintos discursos que se fueron dando a lo largo de la historia, los cuales -en su gran mayoría- han legitimado y legitiman el castigo.- Según Sutherland, la misma conforma un “cuerpo de conocimientos sobre el delito como fenómeno social. Incluye dentro de su ámbito los procesos de elaboración de las leyes, de infracción de las leyes y de reacción frente a la infracción de las leyes”
El fenómeno de la violencia y del delito relacionado con la juventud, es decir, niños, niñas y adolescentes menores de 18 años de edad, es un tema recurrente en la agenda pública, de gran relevancia social y en los medios de comunicación.-
Este trabajo intenta desentrañar dicha problemática en torno a las ideas de Becker esbozadas en su libro “Los Extraños”, atento a que el mismo representó un cambio de paradigma para la criminología académica.- Dicho cambio tuvo en cuenta una mirada crítica para con los que ostentan el poder, es decir, los que imponen las normas, y desentrañó las interacciones y procesos complejos de definiciones, con los que se rotula y etiqueta a los desviados.-
El presente trabajo trata sobre la llamada “delincuencia juvenil”, poniendo énfasis en la construcción compleja del llamado “pibe chorro”, remarca con énfasis el punto de vista de la sociología de la desviación de Becker respecto de los adolescentes implicados en delitos, relacionando la riqueza de conceptos sociológicos en contraposición con la criminología mediática, paralela y subterfugio de la académica, y representada por el neopunitivismo norteamericano globalizado, actual representante de la Criminología mediática.- Todo ello a modo de establecer continuidad y vigencia al mencionado proceso de etiquetamiento, a los fines de redescubrir al “pibe chorro” como una construcción compleja que se fundamenta tanto en intereses como en prejuicios y creencias.-
Índice
1.- “Los Extraños. Sociología de la Desviación”.-
1.1.- “Los Extraños”.-
1.2.- “Definiciones de la Desviación”.-
1.3.- “La desviación y las respuestas de los otros”.-
1.4.- ¿De quien son las reglas?.-
2.- “Tipos de desviación : un modelo secuencial”.-
2.1.- Modelos simultáneos y secuenciales de la desviación.-
2.2.- “Carreras de desviación”.-
3.- “Las Reglas y su imposición”, “Los Instigadores de la Moral”, y “El estudio del a desviación: problemas y simpatías”.-
4.- Criminología Mediática.-
A modo de conclusión.-
Referencias bibliográficas.-
1.- “Los Extraños. Sociología de la Desviación”
Howard S. BECKER nació en 1.928, pertenece a la segunda generación de la Escuela de Chicago, Estados Unidos, como sociólogo forma parte de aquella tradición criminológica, fue discípulo de Everett C. Hughes, y contemporáneo de Erving Goffman.- Publica “Los Extraños. Sociología de la Desviación” en el año 1.963 a la que prefiere relacionar con el interaccionismo simbólico. Se comprometió a tal nivel con los grupos que estudió que se hizo -dicen- un muy buen pianista de jazz, publicó además temas relacionados con la sociología del arte, y la investigación científica.
1.1.- “Los Extraños”
En el capítulo de su obra denominado “Los Extraños”, de manera general comienza analizando la sociedad y las reglas desde el punto de vista del marginal, y pone en duda el hecho cotidiano respecto a la visión convencional que comúnmente se tiene para con los que rompen las reglas, en estos términos: “Todos los grupos sociales crean reglas y, en ciertos momentos y en determinadas circunstancias, intentan imponerlas… Cuando se impone una regla … quien se cree que la haya quebrantado .. se lo considera un marginal ” y sigue “Pero la persona así catalogada como marginal puede tener una visión diferente del asunto. Puede no aceptar la regla según la cual está siendo juzgado … el transgresor puede considerar que sus jueces son marginales..”. (1)
Becker explica que las reglas y sus sanciones pueden ser formales e informales, para el primer caso expresamente detalla que “puede usarse la fuerza policial del Estado para imponerlas”. Respecto al incumplimiento de sanciones informales “…se trata de pactos informales -tanto los más recientes como los ya refrendados por su antigüedad y tradición…”, y especifica “… Aquí nos ocuparemos principalmente de las normas que tienen vigencia real y que están vivas porque siguen siendo aplicadas….” (2)
Esta sociología representa un cambio fundamental de paradigma, atento a que hasta ese momento los autores que abordaban el tema habían fijado la mirada en los criminales como problema social a resolver. Con Becker y la publicación de Los Extraños en 1963, al preguntarse por los desviados, e intentar ver dicho punto de vista, observó que no todo desviado es criminal, resaltando la importancia de las instituciones encargadas de determinar a los criminales en un proceso de etiquetamiento llevado a cabo por quienes imponen las reglas.
1.2.- “Definiciones de la Desviación”
Justamente en el primer subtítulo “Definiciones de la Desviación” define a la desviación rechazando la postura amparada en el “sentido común” de lo que se entiende –valga la redundancia- por “desviado”, deduce que la mirada del otro hacia el desviado se fundamenta en valores que se dan por aceptados intrínsecamente en cada grupo concreto, manifestando expresamente que -de tal manera- no se pone en tela de juicio dicho rótulo. Entiendo que Becker hace una crítica general a los valores de la clase media (al promedio estadístico), y cuestiona sus reglas, fundamentalmente por que provienen de quienes -por cierto interés- pretenden coercionar a otro grupo de la sociedad, o porque se pretende persistir en dicho estado de situación que les es favorable.- En tal sentido al final del subtítulo se ubica –a mi entender- dentro de la Teoría del conflicto, le marca el límite a las obras de Merton y Parsons en el sentido de que, más allá de que tienen “.. la gran virtud de señalar zonas de la sociedad potencialmente problemáticas que pasan inadvertidas para la gente (véanse Merton, 1961, y Parsons, 1951, pp. 249-235)...”, estas teorías del consenso estructuralistas “Etiquetan … procesos como desviados o los identifican con síntomas de un desarreglo social. Discriminan entre rasgos sociales que fomentan la estabilidad (y que son, por lo tanto, "funcionales" [al sistema]) y rasgos sociales que buscan interrumpir la estabilidad (o sea, "disfuncionales" [desde el punto de vista de los marginales actuales que molestan a la clase media, imaginemos a los olvidados del sistema reclamando sus derechos como el movimiento “piqueteros”])”.- Continua teniendo en cuenta lo dicho anteriormente respecto a las fuerzas vivas de la realidad dentro del proceso de creación y coerción de normas, en rechazo a estas teorías del consenso en los siguientes términos: “En teoría puede parecer fácil, pero en la práctica es muy difícil discriminar lo que es funcional de lo que es disfuncional para una sociedad o grupo social. La cuestión de cuál es el propósito u objetivo (función) de un grupo y, en consecuencia, qué cosas lo ayudan a lograrlo o se lo impiden suele ser de carácter político….” (3) Atento a la complicación expuesta para definir a la desviación -de manera general- Becker adelanta de manera realista la cuestión, contemplando la variedad de intereses en pugna que suele haber en nuestros sistemas sociales, los cuales transitan crisis y conflictos políticos entre los distintos grupos de poder.- No encuentra una realidad superior que dé sentido a distintos puntos de vista.-
En por ello que critica, que las mismas reglas se acepten irreflexivamente, atento a que se omite observar las variables que dan formación al proceso por el cual se determina a alguien como extraño.- Su estudio se basa en grupos concretos, y lo que dichos grupos provocan al desviado, no en lo que el desviado provoca en un determinado grupo.-
1.3.- “La desviación y las respuestas de los otros”
En el subtítulo “La desviación y las respuestas de los otros” Becker se va acercando a su definición de la desviación, la que entiende -en base a lo que viene desarrollando- como directamente creada por la sociedad, que como respuesta [de los otros] produce al desviado, quien resulta ser “…una persona a quien se ha podido aplicar con éxito dicha calificación …así llamada por la gente… ” (4)
Las manifestaciones tempranas más importantes de esta visión pueden encontrarse en Tannenbaum, y Lemert. Para Edwin M. Lemert (Social Pathology, Nueva York, Mc Graw-Hill Book Co., Inc., 1951) conforme la cita del mismo Becker.- La desviación resulta notoria en la interacción que existe entre los agentes del control social y los delincuentes y, en como determinados sujetos vienen a ser etiquetados como criminales, delincuentes o desviados. Existe en la mencionada interacción una desviación primaria ocasional que describe como un comportamiento desviado que puede ser excusado, racionalizado, o si no socialmente aceptado, mientras que también existe una desviación secundaria que entiende como la desviación de quien ha sufrido una severa reacción social para reparar la desviación primaria. Lo importante de dicha clasificación es que la primera es producto de causas o factores individuales, mientras que la segunda es responsabilidad de la sociedad, atento a que la reacción social ante una conducta desviada, consigue una transformación de la identidad individual, asignándole un nuevo rol o status, produciéndose un efecto de estigmatización de la persona. (5)
Becker entiende que para que un acto sea desviado o no, depende de la forma en que los otros reaccionan ante él, en tal sentido la acusación pública es determinante (6), existe un paralelo respecto al trato diferente que existe en la acusación pública que hacen los medios de comunicación de los jóvenes marginales en comparación con los de clases económicamente solventes.-
Conforme lo anteriormente expuesto, queda claro que la reacción social resulta variable, o responde a intereses, en tal sentido la teoría del conflicto, o pensar el delito como pragma conflictivo, relacionada con el interaccionismo propio de las sociedades actuales, explica de manera realista lo que sucede con la conducta desviada como reacción al etiquetaje y al castigo.-
Esta cuestión repercute en los procesos judiciales, y Becker lo relaciona en estos términos, remarcando el aspecto subjetivo del desviado: “El grado en que un acto será tratado como desviado depende también de quién lo comete y de quién se siente perjudicado por él. Las reglas suelen ser aplicadas con más fuerza sobre ciertas personas que sobre otras. Los estudios de delincuencia juvenil dejan muy claro este punto. Los procesos legales contra jóvenes de clase media no llegan tan lejos como los procesos contra jóvenes de barrios pobres Cuando es detenido es menos probable que el joven de clase media sea llevado hasta la estación de policía, es menos probable que sea fichado [o que por una vía de hecho sea fotografiado, atento a que no da con el perfil de peligroso que persigue la Agencia Policial] y finalmente es extremadamente improbable que sea condenado y sentenciado (Vease Albert Cohen ….) Estas diferencias ocurren aunque la infracción a la regla haya sido igual en ambos casos. Del mismo modo, la ley es aplicada de modo diferente a negros y blancos … Este es por supuesto, uno de los argumentos principales del análisis de Sutherland sobre el delito de "guante blanco": los ilícitos cometidos por las corporaciones casi siempre son juzgados como casos civiles, mientras que los delitos cometidos por un individuo son por lo general tratados como delitos penales (Sutherland, 1940)…” (7)
Las fuentes pertenecen a dos obras sociológicas de sumo interés a la relación que se pretende esbozar respecto a los jóvenes implicados con delitos, la primera “Delinquent Boys” pertenece a Albert Cohen que es quien desarrolla la teoría de la subcultura, e identifica cinco notas características de la delincuencia de grupos o bandas de clase social baja. Se refiere a lo que él denomina como calidad no utilitaria, destructividad, negativismo total, gratificación inmediata y desafío a la autoridad.- (8) Esas son para Cohen las motivaciones específicas que pueden generar conductas delictivas.
Respecto a la gratificación inmediata, es común escuchar a quienes realizan abordajes con jóvenes en conflicto con la ley penal -licenciados en trabajo social- explicar esta misma cuestión como una realidad social vivida en el contexto de los niños de barrios marginales, en cuanto a la imposibilidad de dichos jóvenes de establecerse metas a largo plazo, la preeminencia que le dan a vivir el presente con cierta impaciencia, “tener” en vez de “ser”, “hacerse” de lo que necesitan en forma inmediata -fin- sin importar la forma -medio-, y no planificar a largo plazo la forma de obtener -por ejemplo una zapatillas de marca, o un celular moderno-. Esta orientación hacia la cultura rebelde de la juventud, constantemente presionada desde lo exterior, tendiente a excitar la materia, tiene fundamento en la búsqueda de placer y descontrol, exacerbada en los años noventa en los países –que como el nuestro- recibieron en gran dosis la inyección neoliberal, que ahora padecen los países del llamado primer mundo.-
La segunda fuente corresponde a Edwin Sutherland para quien el comportamiento desviado o delincuencial, así como el comportamiento normal o social, es aprendido (teoría de la asociación diferencial). Las personas (y en mayor medida los jóvenes cuyo carácter se encuentra todavía en un proceso de formación) al vivir en sociedad se relacionan continuamente con otras personas, pudiendo convivir y relacionarse más a menudo con personas respetuosas de la ley o, por el contrario, con personas cuyo comportamiento no respeta la ley y fomenta la violación de la misma. La conclusión a la que llega Sutherland se puede resumir de la siguiente manera: una persona se vuelve delincuente o tendrá mayores posibilidades de delinquir cuando las actitudes positivas frente al comportamiento desviado superan cuantitativamente a los juicios negativos, esto es, porque ha aprendido a definir con más frecuencia una situación en términos de violación de la ley que en términos de respeto a la misma. Al describir este aprendizaje, relacionado con la interacción o asociación respecto al comportamiento delincuencial, Sutherland no hace diferencia entre ricos y pobres, de hecho demuestra que los ricos también cometen delitos y que aprenden en procesos interactivos símiles a los marginales.- (9)
Entiendo que nos encontramos ante un fenómeno complejo si lo relacionamos con jóvenes implicados con el delito, porque por un lado los caminos desviados son aprendidos por ricos y pobres, y el delito no tiene nada que ver con el crecimiento económico, y por otro lado, es puesto de manifiesto que existe selectividad en el sistema respecto al etiquetaje que se realiza, y quienes deben soportar la imposición de normas son los marginales que tienen “portación de rostro y aspecto”.-
Asimismo, respecto a la Teoría de Merton -y Parsons-, no resulta convincente el punto de vista que percibe el delito como disfuncional, más que anomia se perciben dos aspectos que involucran al desviado concreto en la interacción con sus pares (Sutherland) y con los otros (Becker), George Herbert Mead (1863-1931) y Wilhelm Wundt (1832-1920), estudiaron el denominado interaccionismo simbólico, con base en el conductismo, y que se define observando que -de alguna manera- somos, tal como los otros nos van viendo, conforme a las demandas de roles que los otros nos van formulando, en un grupo determinado o general, donde se desarrolla la experiencia, y en donde “…el hombre es un animal adaptador de papeles…” (10).-
Finalmente, y a modo de conclusión, desviación no es simplemente una cualidad presente en determinados tipos y ausente en otros, sino que es más bien el producto de un proceso que involucra la respuesta de los otros… “desviados [son] aquellos [a] quienes algún segmento de la sociedad ha etiquetado de esa manera… La desviación no es una cualidad intrínseca al comportamiento en sí, sino la interacción entre la persona que actúa y aquellos que responden a su accionar…” (11)
1.4.- ¿De quien son las reglas?
En el subtítulo final ¿De quien son las reglas? Pone de resalto una realidad evidente respecto de los jóvenes y las reglas que se les impone en general, las que son formuladas por sus mayores aplicándolas sin mayor consentimiento y en contra de la voluntad de la otra parte. “Las reglas … no toman en cuenta los problemas de la adolescencia. Los adolescentes se ven rodeados de normas de ese tenor que han sido establecidas por gente más grande y más asentada en la vida. Esto es visto como algo legítimo, ya que se considera que los jóvenes no tienen ni la sabiduría ni la responsabilidad suficiente para instituir sus propias reglas.”(12)
El Dr. Diego Freedman se preguntaba en una conferencia de Unicef (2.008) si hasta el mobiliario de la Justicia Juvenil debía ser igual al de la Justicia de Adultos.- De esta pequeña observación de Becker respecto a las diferencias evidentes que presentan los jóvenes, en el sistema penal se podría interrogar como hacía Freedman si se tienen en cuenta los problemas específicos de los adolescentes en las respuestas punitivas o sanciones de sus conductas, si se observa el desarrollo psicológico en progreso y sus notas características de niñez o adolescencia, y el proceso mismo de etiquetamiento seleccionador.- Un ejemplo esclarecedor lo constituye la modalidad de los delitos cometidos en banda por menores de edad, en los que -por tal motivo- se agrava la responsabilidad -al igual que los adultos- en las leyes de fondo de la mayoría de los países, ésta agravante resulta ser un absurdo desde la psicología del niño atento a que “la actuación en grupo es característica casi indeclinable de la delincuencia juvenil hasta el punto de explicar el comportamiento delictivo (también el adaptado) en fase crítica de la evolución como la adolescencia. El acto de vandalismo de menores en grupo es casi la figura paradigmática de la infracción juvenil, el acto vandálico de menor que actúa sólo refleja más bien una patología grave. Luego por tanto utilizar para agravar, o incluso aunque sólo fuera para reforzar la medida educativa, lo que constituye forma de comportamiento normal no es sólo injusto sino probablemente también una necedad sólo explicable por temores sociales que deberían ser estudiados para corregirlos en sede de psicología colectiva en lugar de proyectarlo sobre el chivo expiatorio menor” (13)
2.- “Tipos de desviación : un modelo secuencial”
En el segundo capítulo que trata sobre los “Tipos de desviación : un modelo secuencial” avanza sobre los matices que pueden presentar los actos desviados, los que además de resultar como consecuencia de la imposición analizada ut supra, son consecuencia de la combinación de parámetros de conformidad (o no conformidad) de un acto, respecto a una norma particular.-
De allí, los tipos de desviación existentes de acuerdo a la percepción de los mismos por –los otros- en conformes a la norma y discordantes por una lado. Y por otro lado, aquellos actos por los que alguien es falsamente acusado y juzgado de algún comportamiento desviado -cuando no lo es- e incorrectamente etiquetado como tal, o quien es un desviado secreto que comete un acto irregular, pero este no es percibido por la sociedad como trasgresor de las normas y no genera reacción (14).- Zaffaroni -en la obra citada- comenta que la desviación secreta, fue corregida –posteriormente- por Becker y que la misma “consiste en ser vulnerable a los procedimientos comúnmente usados para descubrir la desviación de una naturaleza particular, en hallarse en una posición en que sea fácil hacer prender la definición”(15).-
Repasando ideas esbozadas, el proceso de atribución de definiciones negativas, y los mecanismos del control social consiguen el etiquetamiento exitoso de quienes terminan siendo estigmatizados y excluidos por tener el rótulo de “delincuentes”, en nuestro análisis el “delincuente juvenil”. El método de Becker consiste en demostrar que el crimen es definido por algunos, y es más complejo de lo que se cree, no existiría tanto la criminalidad del individuo en si, sino que, al ser definido, el crimen es construcción social e incriminación interesada.- El etiquetado “criminal en sí” va mutando de pareceres, en el pasado eran los feos como el “petiso orejudo”, hoy son los “pibes chorros” marginales, como el joven de la toma de rehenes de principios de milenio “Chucky”.- El análisis criminológico agrega como dato crítico que éstos jóvenes “delincuentes” se encuentran afiliados a una subcultura determinada que autojustifican su accionar contra al consenso impuesto por la cultura dominante, que -a su vez- le refuerzan su rol social al ingresar al sistema penal, y que no obstante ello, la realidad del delito es que el mismo se aprende, y que siempre está la posibilidad de ingresar o no en una determinada carrera delictiva, y cuyas motivaciones, se desarrollarán a continuación.-
Es importante recalcar que el delito -entre otras cuestiones- se aprende en la interacción, en los contactos entre pares, pero que los jóvenes ricos no son seleccionados y pueden avanzar en su carrera profesional o laboral exitosamente –no delictuosamente-, si cometen un delito penal se activan los resortes civiles o federales de solución, o dicho proceso termina en alternativas siempre viables y razonables como la probation o juicio abreviado –según las consecuencias de un accidente de transito por ejemplo-.
Según Becker “esta clasificación tienen la virtud de distinguir entre fenómenos que difieren en aspectos importantes que por lo general son considerados iguales. Si ignoramos esas diferencias, podemos caer en la falacia de intentar explicar de la misma manera fenómenos distintos, ignorando la posibilidad de que quizás exijan explicaciones específicas. [nuevamente expone un ejemplo relacionado con los jóvenes implicados en delitos] Un muchacho que inocentemente integra los márgenes de un grupo de delincuentes puede ser arrestado cualquier noche como sospechoso, y pasará a figurar en las estadísticas oficiales como un delincuente, al igual que quienes verdaderamente estuvieron involucrados en el delito. Los científicos sociales que busquen elaborar teorías sobre la delincuencia intentarán dar cuenta de su presencia en los registros policiales del mismo modo en que explican la presencia de los otros. Pero se trata de casos distintos, y una misma explicación no sirve para dar cuenta de ambos.”(16)
Mas allá del manejo arbitrario de las estadísticas y la selección sobre los parecidos (estereotipos), respecto del falsamente acusado, o de quien resulta ser inocente y es igualmente arrestado, desde una mirada artística la película “Los olvidados” de 1950 escrita y dirigida por Luis Buñuel, cuenta una historia trágica y realista sobre este punto.- La película relata la vida de unos niños en un barrio marginal de la Ciudad de México. “Jaibo… es un adolescente que escapa de un correccional para reunirse con Pedro… En presencia de él, Jaibo mata a Julián, el muchacho que supuestamente le delató…Cuando Pedro llega a su casa su madre no quiere darle de comer, lo que origina la secuencia onírica y surrealista en que la madre le ofrece unas vísceras que Jaibo le arrebata saliendo debajo de la cama donde yace el cadáver de Julián…Pedro intenta recobrar la estima de su madre comenzando a trabajar, pero sus buenas intenciones son frustradas por el comportamiento de Jaibo que comete un robo del que acusan a Pedro, que es arrestado por ello en una granja escuela. El director de la institución, confiando en el chico, le da cincuenta pesos y le manda a un recado, pero Jaibo le roba el dinero. Pedro entonces le denuncia como asesino de Julián, y Jaibo se venga matándolo en el gallinero de la casa de Meche. Esta y su abuelo arrojan su cadáver a un muladar. Entretanto, Jaibo es abatido por disparos de la policía…” El estreno de la película en México suscitó violentas reacciones, y se pidió desde diversas instancias mediáticas la expulsión del cineasta del país. A los cuatro días fue retirada de los cines sin que faltaran intentos de agresión física contra Buñuel (17).-
2.1.- Modelos simultáneos y secuenciales de la desviación.-
Becker critica el modelo simultaneo atento a que asume todos los factores a la vez, sin valorar el desarrollo –secuencia ordenada- que se opera en el fenómeno estudiado “.. Según ese modelo, un estudio sobre la delincuencia juvenil intentará descubrir si los factores que la generan responden al coeficiente intelectual de los jóvenes, a la zona en la que viven, al hogar del que proceden, o a una combinación de todos ellos y muchos otros más. Pero la realidad es que no todos los factores operan al mismo tiempo, y necesitamos un modelo que tenga en cuenta el hecho de que los patrones de comportamiento se desarrollan en una secuencia ordenada…” (18) La observación no es menor, tiene que ver con no congelar al etiquetado -únicamente- en el hecho delictivo ocurrido, sino avanzar en su progreso psicosocial y tener en cuenta la realidad posterior al mismo in bonam partem.- Las respuestas del sistema social en el que se halla inmerso un joven implicado en delitos no siempre valoran éste dato respecto al hecho de que los patrones de comportamiento se desarrollan en una secuencia ordenada en el tiempo, un ejemplo de ello puede observarse en los plazos de resolución de la Justicia Juvenil.-
Justamente Becker trabaja sobre el modelo secuencial del comportamiento desviado “los modelos de comportamiento se desarrollan siguiendo una secuencia ordenada”. La desviación es una sucesión de fases o etapas, de cambios de comportamiento y de perspectivas del individuo, en los jóvenes, dichas fases de desarrollo se encuentran en ebullición, dos meses en la etapa adolescente tiene distinta significación simbólica que en la misma etapa transitada por un adulto. La explicación de cualquier fase o etapa constituye un elemento de explicación del comportamiento final. Las estrategias de abordaje que no consideran éste aspecto no contemplan el hecho de que los patrones de comportamiento juvenil se desarrollan en una secuencia ordenada mas general, que la vida del joven implica muchos aspectos complejos a tener en cuenta, mas allá del hecho puntual en el tiempo en el cual pudo haber cometido un ilícito que congela su vida con la etiqueta de “delincuente”.- La vida del joven avanza, sus relaciones también, la etiqueta exitosa lo arrastra a cumplir el rol demandado, y paradójicamente se perjudica la misma parte de la sociedad que lo acusa públicamente.- Cuando Zaffaroni habla del delito como “pragma conflictivo”, respecto a los jóvenes el escenario incluye varios conflictos que se manifiestan desde lo político -ideologías- y social –diversas miradas sobre el sujeto singular de derecho, de intereses, y de realidades-, la realidad “naturalizada” del joven como sujeto social en interacción con su entorno, y sus problemas.-
Este modelo puede ser fácilmente modificado para estudiar las carreras en la desviación, haciendo una distinción de utilidad entre los que finalmente adoptan una identidad y una forma de vida desviada, y los que circunstancialmente se desviaron, volviendo a formas de vida convencionales, en tal sentido “… el estudio de los delincuentes juveniles que no llegan a convertirse en criminales adultos puede enseñarnos mucho más que el estudio de los que hacen carrera en el delito. …” (19) Las estadísticas demuestran que la cifra real responde a estos parámetros, a contramano de la cifra especulativa que publicitan los medios de comunicación, la que se fundamenta principalmente en la sensación de pánico social que pretende causar.-
2.2.- “Carreras de desviación”
Habiendo desarrollado previamente a los tipos de desviación como interacción y conflicto, en el subtítulo “Carreras de desviación”, Becker analiza los actos propios de desviación y advierte que no siempre se confirma la profecía de “los otros”•
Existen actos inconformes no intencionales, e intencionales.- Los Actos inconformes no intencionales, en la mayoría de las ocasiones son el primer paso de una carrera en la desviación, y se pueden deber al desconocimiento de la norma.- Una razón podría ser la pertenencia a una subcultura cerrada: Las personas muy involucradas en una subcultura en particular (por ejemplo, religiosa o étnica) pueden sencillamente ignorar que no todos actúan de esa forma, y por lo tanto, incurrir en una falta.
Los Actos inconformes intencionales implican el carácter de las motivaciones personales Becker al estudiar las razones por las que se comete un acto desviado, descarta el enfoque de las “… Las teorías psicológicas [que] atribuyen la causa de las motivaciones y acciones desviadas a las experiencias tempranas del individuo, que generan necesidades inconscientes que debe satisfacer para conservar su equilibrio. [Y asimismo rechaza] Las teorías sociológicas [que] buscan [las causas del desvío en] las fuentes de "tensión" socialmente estructuradas, lugares en la sociedad que entrañan exigencias conflictivas que hacen que el individuo busque una manera ilegítima de resolver los problemas que su lugar en la sociedad le presenta. (La famosa teoría de la anomia, de Merton, encaja en esta categoría [véase “Social Theory and Social Structure” Robert K. Merton, 1957, pp. 131-194].)…” (20)
Para Becker “…No hay razones para presuponer que sólo quienes finalmente se desvían de la norma tienen de verdad el impulso de hacerlo. Es mucho más probable que la mayoría de la gente tenga impulsos desviados todo el tiempo. Al menos en sus fantasías, la gente es mucho más desviada de lo que parece. En vez de preguntarnos por qué quienes se desvían de la norma hacen cosas reprobables, uno debería preguntarse por qué la gente convencional no lleva a la práctica sus impulsos desviados. …” (21)
Becker explica que existe una fuerte presión social hacia las personas normales que les impide salirse del carril adecuado, atento a que tal desvío traería consecuencias adversas a sus intereses “… El joven de clase media no abandonará la escuela porque su futuro laboral depende de la cantidad de educación que reciba….” (22)
En general existen un fuerte lazo de compromiso con las normas e instituciones convencionales que predominan en el sistema, están afuera del mismo los que no tienen nada que perder, pero en reglas generales se responde al compromiso.- Citando a Gresham, Sykes y David Matza, en “Thechniques of Neutralization: A Theory of Delinquency” publicado por la American Sociological Review, 22 dic. 1957, pág. 6657/669, Becker reproduce esta idea: “que los delincuentes juveniles en realidad tienen un fuerte impulso de ajustarse a la ley y que utilizan técnicas de neutralización para acallarlo: justificaciones de su accionar desviado que para el delincuente son validas pero no para el sistema legal o el conjunto de la sociedad. Clasifican las excusas y justificaciones que sirven a esta función de liberación o expiación moral en cinco tipos, formando en conjunto lo que denominan técnicas de neutralización” (23) Estas son las mencionadas técnicas de neutralización: 1. Negación de responsabilidad [causas externas] 2. Negación del daño, 3. Negación de la víctima, [Esta técnica suele ser utilizada para racionalizar crímenes cometidos por odio o venganza y violencia contra minorías raciales] 4. Condena de los denunciantes [rechazan toda autoridad sobre ellos] 5. Apelar a grandes lealtades [muchos delincuentes juveniles esgrimen que la lealtad a sus amigos, su banda o su grupo, se encuentra por encima de ser neutralizados sacrificando las demandas del grueso de la sociedad por las demandas de pequeños grupos a los que pertenecen los delincuentes] .-
En esta parte del estudio de la desviación, lo que importa no son los que se desvían de la norma ocasionalmente, sino los que mantienen un patrón de comportamiento desviado durante un largo periodo de tiempo estable.- Para Becker el desarrollo de motivos e intereses desviados surgen de los motivos socialmente aprendidos toda vez que se vuelven estables alrededor de una subcultura organizada para una determinada actividad desviada.- Ese aprendizaje puede ser privado o público, Becker se adelantaba al impacto los diversos medios de comunicación, televisión, o redes sociales en la inducción del individuo en la cultura, como poderosos medios tecnológicos.-
Por ello, la experiencia de haber sido identificado y etiquetado públicamente como desviado es “…Uno de los pasos más cruciales en el proceso de construcción de un patrón estable de comportamiento desviado..” (24) atento a que de ello depende la reacción de “los otros”, los cuales van a decidir si aplican o no la ley que se ha violado. En cuanto a dicha imposición, el individuo mismo -que ha cometido la infracción- puede actuar como agente ejecutor de aplicación de la ley y autocalificarse, y por otro lado -conforme los casos descriptos por los psicoanalistas [“El delincuente con sentimiento de culpa” de Sigmund Freud]- el propio individuo puede ser quien decide publicitar sus actos y mostrarse como desviado ante el público. Ya sea para procurarse el castigo que cree que merece, ya sea para reivindicar el acto que realizó. La obra del Psicólogo y Profesor Juan Pablo Mollo “Psicoanálisis y Criminología”, resulta esclarecedora en este aspecto subjetivo del fenómeno delictivo.-
Lo importante es que al conocerse al etiquetado como desviado, ello tiene serias consecuencias en la futura vida social y en la imagen que se hacen de sí mismas las personas afectadas “… Su efecto más importante es el cambio drástico que se produce en la identidad pública del individuo. La comisión del acto indebido y su publicidad le confieren un nuevo estatus. Se ha revelado que era una persona diferente a la que se suponía que era…” (25)
Si a un determinado sujeto de un barrio precario se lo etiqueta como “pibe chorro”, se lo trata acorde a eso, y se responde a ese nuevo status.- De estar fuera de todo, de ser un perdedor y estar caído del sistema, se pasa a un cierto status que “ordena” su vida conforme al ideal de una cierta subcultura organizada, la misma se completa con las grandes lealtades, y modelos de vida que sirven de ejemplos, tales como el Gauchito Gil o el paradigmático caso de “El Frente” Vital, todos ellos representan una determinada actividad desviada, que es venerada.- Es interesante el caso de Víctor Manuel "El Frente" Vital, quien murió el 6 de febrero de 1999 en una villa del conurbano bonaerense, adonde llegó perseguido por un policía que no titubeó en masacrarlo a tiros; convertido en el Santo de los pibes chorros, la crónica ha registrado que “Su madre, Sabina Sotelo, era custodia privada y aunque siempre intentó que su hijo se aleje del mundo del delito y de las drogas, nunca lo logró. “El Frente” era el menor de tres hermanos y el único que salía a robar, según cuentan, de forma mítica y romántica, "respetando los códigos de los ladrones de los viejos tiempos". Pero su carrera delictiva duró apenas tres años y estuvo marcada por una particularidad muy especial: “lo que robaba lo repartía entre la gente del barrio”. Los vecinos de la Villa San Francisco, recuerdan todavía el robo a un camión de productos lácteos [de la Serenísima] y el reparto entre los más humildes. Así, en poco tiempo, se convirtió en una especie de Robin Hood de fin de siglo que le robaba a lo ricos para dárselo a los pobres. A pocas cuadras de lo de Sabina, su madre, está la casa donde lo mataron. Allí, él y un amigo se refugiaron cuando escapaban de la Policía. Y fue en ese mismo lugar donde “El Frente” encontró la muerte. La noticia corrió como reguero de pólvora por el barrio y, en minutos la gente se alzó en contra de la Policía. Al velatorio concurrió una multitud. Y desde ese momento, pasó a la inmortalidad. Las remeras con el rostro de “El Frente” y las pintadas con su nombre, se multiplicaron por las calles pobres de la Villa San Francisco. "El Frente" pasó a la inmortalidad y según los vecinos, con su muerte, los milagros empezaron a llegar para proteger al resto de "los pibes chorros"…” (26)
Para analizar las consecuencias que acarrea asumir una identidad desviada, Becker toma como fuente a E. Hughes (pág. 353/359, marzo de 1945 “Dilemas y Contradicciones del Status” publicado en el American Lournal of Sociology, L), quien distinguió entre los rasgos de estatus maestros y auxiliares, y haciendo analogía con los valores simbólicos que los mismos representan –positiva o negativamente- explica la posesión de un rasgo desviados, en el que “…la gente presupone automáticamente que su poseedor también tiene otros rasgos indeseables asociados…” (27) Esto se relaciona con los estereotipos que desarrolla la criminología mediática respecto a la construcción del ellos por parecidos.-
Becker explica el proceso de etiquetamiento con sustento en los otros rasgos que suelen endosarse al status maestro y lo relaciona con la selección que opera en las fuerzas de policía, en estos términos: Para ser etiquetado como delincuente basta con cometer un solo delito, y a eso refiere formalmente esa palabra. Sin embargo, la palabra tiene también una serie de connotaciones que especifican los rasgos auxiliares de todos los que llevan ese rótulo. Se presume que un hombre condenado por robo, y por lo tanto etiquetado como delincuente, es capaz de meterse a robar en una casa. La policía opera según esta misma premisa, y cuando investiga un delito arresta e interroga a delincuentes ya reconocidos. Es más, se espera también que sean capaces de cometer otros tipos de infracción, pues han demostrado ser personas "sin respeto por la ley". Por lo tanto, al ser detenido por un acto desviado el individuo queda expuesto a la posibilidad de ser visto como desviado o indeseable en otros aspectos también. (28)
Esta práctica de hecho, es el proceso de selección que se lleva a cabo generalmente con los “delincuentes” que tienen antecedentes, con los “pibes chorros” que conocen de la calle los policías, los “vagos” que no tienen arraigo y contención, en general los que comúnmente han caído anteriormente en flagrancia por la torpeza propia de manejarse para delinquir o su juventud. Se llevan a cabo -entre otros- registros fotográficos, respecto a estos modus operandis el Dr. Julián Axat, comentando el fallo local dictado en la causa caratulada “RAVINO, JUAN MANUEL S/ HABEAS CORPUS-HABEAS DATA” expte. Nro. 915/10, que tramita por ante el Juzgado de Garantías del Joven Nro. 2 de Mar del Plata, dijo respecto a los registros fotográficos de jóvenes, que “Estamos ante un dispositivo o registro de marcación biopolítico que gestiona a su gusto la libertad de los adolescentes pobres del conurbano, sin necesidad de un encierro, pues la policía tiene un instrumento a mano para fabricar chivos expiatorios de coyuntura y así exhibir su eficacia; o bien ejercer represalias (el armado de una causa) si los pibes no cumplen con el negocio. El autogobierno policial conduce a este estado de cosas. La ausencia de una política clara y robusta frente a este tipo de actividades, es un claro ejemplo de retroceso en la materia penal-juvenil, desde que coadyuva a la construcción de un sistema penal subterráneo del “enemigo” para niños y jóvenes... Importa entonces que la actividad judicial ponga un coto a esta actividad ilícita policial … queda demostrado, con total claridad, la manera en la que opera territorialmente y con los menores, una comisaría de una ciudad compleja como es Mar del Plata. El fallo hace lugar a un habeas data colectivo, prohibiendo la práctica de tomar imágenes a niños y jóvenes; es decir, operativizando el Art. 36 de la ley 13634 comentado ut supra. Por lo demás, el fallo también avanza en declarar la inconstitucionalidad –en el caso- del art. 15 de la ley 13.482 inc. 1, b y c)…” (29)
Asimismo, Hughes distingue entre estatus principales y estatus subordinados.- El status de desviado es principal, y pasa a controlar a todas las demás identificaciones que alguien pueda tener. Entonces, al tratar a un individuo como si fuese un desviado en general y no una persona con una desviación específica, tiene el efecto de producir una profecía autocumplida por etiquetamiento.- “…En primer lugar, una vez que ha sido identificado como desviado, el individuo tiende a ser aislado de las actividades más convencionales, aun cuando las consecuencias específicas de ese particular accionar desviado no habrían generado el aislamiento de no haber sido por la publicidad del hecho y la reacción de los demás…” (30)
Cuando un desviado es identificado o descubierto como tal “ … se lo trata de acuerdo al diagnóstico popular que explica por qué es como es…”(31) lo que puede -a su vez- aumentar su desviación. “…El comportamiento es más una consecuencia de la reacción pública ante la desviación que un efecto de las cualidades inherentes al acto desviado en sí …” (32)
No obstante lo dicho anteriormente, las profecías no siempre se confirman a sí mismas, y los mecanismos no siempre funcionan de esa manera.- Becker explica que “… no todos los que son atrapados en la comisión de un acto desviado y etiquetados en consecuencia avanzan inevitablemente hacia formas más acentuadas de desviación…” (33) atento a que dicho proceso puede revertirse en atención a múltiples factores que pueden ir de mayor desviación -crímenes mayores- a menor desviación -circunstancias justificadoras o atenuantes-.- La detención policial o la publicidad del hecho desviado no conducen necesariamente a un aumento de la desviación “… si la situación en la que el individuo fue descubierto por primera vez ocurre cuando todavía tiene a su disposición líneas de acción alternativas.- Enfrentado por primera vez a las posibles consecuencias, drásticas y definitivas, de su accionar, puede decidir que no quiere tomar el camino de la desviación y echarse atrás. Si hace la elección correcta, será recibido nuevamente en el seno de la comunidad convencional, pero si hace el movimiento equivocado será rechazado e ingresará en un ciclo de desviación creciente…” (34)
Retomando el concepto de delito como pragma conflictivo, es dable adicionarle al mismo el plus que presentan los jóvenes implicados en delitos, por las razones explicadas mas arriba y porque que los mismos se hallan en instancias de crecimiento, lo que requiere un cambio de mirada y perspectivas con fundamento en dicha realidad, ello implica tener en cuenta las potencialidades a futuro respecto a la responsabilización, fortalecimiento de capacidades, transferencia de autonomía, y construcción de identidades sociales, ante padecimientos estructurales, con sustento en el principio de perfectibilidad humana, para proponer líneas alternativas viables en las respuestas ante el pragma conflictivo particularizado.-
La carrera de desviación culmina con la afiliación definitiva al grupo desviado que se encuentra organizado, atento a que ello provoca un sentimiento de destino compartido.- Todos están “en la misma” para enfrentar los mismos problemas, y a raíz de tal circunstancia surge una subcultura desviada.- Esta subcultura se compone de una forma particular de ver la sociedad que los margina, y desde una posición rebelde a los intereses predominantes, racionalizar posiciones grupales, justificar acciones, neutralizar sentimientos que se perciben contra sí mismos y argumentar a favor de las “bondades” de la desviación. Asimismo, el iniciado en un grupo desviado, aprende a actuar como desviado, se le enseña la forma para evadir la imposición de las reglas.- “… Así, el joven ladrón conoce ladrones más experimentados que le explican cómo deshacerse de la mercancía robada sin correr el riesgo de ser atrapado. Todo grupo desviado cuenta con un enorme acervo de tradiciones sobre esos temas, y el nuevo recluta lo incorpora rápidamente….” (35).- Todo éste proceso de racionalización, trae como consecuencia repudiar las reglas morales convencionales.-
3.- “Las Reglas y su imposición”, “Los Instigadores de la Moral”, y “El estudio del a desviación: problemas y simpatías” (36)
Becker, previo a investigar los grupos de músicos de jazz y fumadores de marihuana, cierra su estudio con sus tres últimos capítulos que denomina: “Las Reglas y su imposición”, “Los Instigadores de la Moral”, y “El estudio del a desviación: problemas y simpatías”.-
Al desarrolla el proceso de generación de reglas y su imposición -o coerción-, sostiene que las mismas se hacen coercitivas en función de un determinado acto de iniciativa emprendido, que implica un llamado de atención respecto de una infracción que se hace pública -caso Blumberg-.- Y que esto es posible, porque alguien se beneficia o tiene alguna ventaja al respecto, o se monta sobre un hecho lastimoso para justificar un discurso de mano dura, conforme intereses -medios de comunicación, construcción de cárceles, pánico social, tercerización de seguridad, mayores medidas privadas de seguridad…-
Becker desarrolla la figura del empresario moral, como aquel que siente la necesidad de justificar su trabajo y ser respetado, y que cree lograrlo imponiendo coercitivamente ciertas reglas a los demás.- Busca que se discipline una situación que cree errónea, incorrecta, y actúa en consecuencia por medio de los agentes de aplicación, que en muchos casos son profesionales que realizan su tarea rutinariamente y con falta de fervor, lo que puede traer conflictos con dichos empresarios morales.-
Entonces, en sentido amplio, la desviación es producto de la iniciativa empresaria, sin la iniciativa necesaria para crear las reglas, la desviación como consecuencia de la infracción a esa norma, no existiría. Asimismo, en un sentido más restringido, creada la regla abstracta, la misma debe ser aplicada a determinadas personas, se debe descubrir a los desviados e identificarlos, aprehenderlos y condenarlos, y -por supuesto- calificarlos de diferentes [villeros, pibes chorros…] a los fines de estigmatizarlos por su inconformismo social. Este discurso se fundamenta en argumentos torpes, que se limitan a buenos - nosotros- y malos -ellos-, y al calificar de malos, se hace necesario apartar por peligrosos –hacia terceros-, en defensa de la sociedad que solamente ellos –los buenos propietarios- disfrutan.-
Becker concluye que la mayor parte de la investigación científica sobre la desviación se ocupa de quienes quiebran las reglas, y menos de quienes las hacen e imponen.- Es dable observar que los desviados personifican la concepción abstracta que es la consecuencia del proceso de interacción entre personas, algunas de las cuales, al servicio de sus propios intereses, crean y aplican normas para coercionar a otros, que también, por propio interés, han cometido actos que son etiquetados y rotulados como desviados.
4.- Criminología Mediática
Habiendo desarrollado las ideas de Becker sobre el etiquetamiento con énfasis en la cuestión de los jóvenes, y la manera diferente –y acrecentada- en que influye la interacción y reacción de los otros en la conducta desviada de los mismos.- Completa –a mi entender- el análisis previo, la existencia de la criminología mediática como criminología paralela que “…responde a una creación de la realidad a través de la información subinformación y desinformación mediática en convergencia con prejuicios y creencias…” (37) Respecto a los jóvenes implicados en delitos, la criminología mediática transforma la desviación en criminalidad, esa es la idea que sirve de hilo conductor para entender la problemática de la llamada “delincuencia juvenil”.-
La criminología mediática actual tiene su origen en el neopunitivismo norteamericano, que se expande por el mundo globalizado por medio de diversas tecnología de las cuales las imágenes televisivas son las que más impactan, por ello el discurso tiene varias formas, e incluso es mas sutil el mensaje.- El discurso mediático “…crea una realidad de un mundo de personas decentes frente a una masa de criminales identificada a través de estereotipos que conforman un ellos separado del resto de la sociedad, por ser un conjunto de diferentes y malos…” (38).- La idea misma de "definición del otro” de Becker, se relaciona con el discurso que envasa determinada categoría de personas, en el proceso complejo descripto ut supra.- Esto mismo tiene sus fuentes en William I. Thomas, conforme al análisis de la definición de las situaciones: "If men define situations as real, they are real in their consequences" ("Si el hombre define una situación como real, ésta será real en sus consecuencias").
Las corporaciones que manejan los medios de comunicación, dominan un determinado discurso criminológico, y construyen realidades, delimitan mapas de delito, rotulan “pibes chorros”, definen un estado de inseguridad como real para que ello tenga determinadas consecuencias.- Las estadísticas reales sobre delitos cometidos por jóvenes, no parecen ser de la vasta cantidad con la que se perciben en los medios de comunicación.- Pero lamentablemente, esa misma percepción, genera reacción social y construye una estadística del delito juvenil paralela que todos creen “real”.- “…Se construye un ellos por semejanza, para lo cual la televisión es un medio ideal…” (39) esta construcción no se compone del pequeño grupo de criminales violentos reales, sino a los estereotipados que no delinquen pero que son parecidos.-
Este discurso fomenta la represión indiscriminada, “deben ser criminalizados y eliminados”, teniendo en cuenta una representación del adolescente en conflicto con la ley penal que estereotipa y estigmatiza generalmente a niños, niñas y adolescentes pobres, excluidos, o de barrios marginales.-
Zaffaroni explica que esta construcción de “pibes chorros” sirve como “chivo expiatorio” para infundir miedo, y responsabilizarlos de los fracasos del colectivo social. Se canalizan sobre ellos los valores peyorativos que circulan en la sociedad, y se los hace depositarios de los aspectos negativos. “…el único peligro que acecha nuestras vidas y nuestra tranquilidad son los adolescentes del barrio marginal… la criminología mediática construye un concepto de seguridad del todo particular: abarca sólo la prevención de la violencia del robo…” (40)
Zaffaroni advierte el no caer en la trampa emocional de este bombardeo mediático, en el que se excitan los impulsos de venganza por identificación, no con cualquier víctima, sino con la de los estereotipados, que cuidadosamente son seleccionados.- Nuevamente, el mismo concepto de selección sobre lo conocido que desarrollaba Becker.-
Y relacionado con el falsamente acusado, al responsabilizarlos se los considera “delincuentes” en la primer noticia del delito que se publica, no considerando el principio de inocencia en lo que respecta a la autoría del hecho, ni las pruebas que lo tienen por acreditado, se falta a las reglas de estilo que todo ejercicio del periodismo debiera guardar con celo.- Importa lo espectacular de la nota periodística o radial del momento, pero no se aclara por ejemplo -por que se ignora seguramente o no interesa- si el adulto era un autor mediato respecto de un joven a quien le daba la orden de cometer determinado delito, se desconoce si el joven es el eslabón mas débil de un mercado delictivo mas amplio que incluye una organización formada por adultos y encargada de comercializar, por ejemplo autopartes, estupefacientes, etc…
Una primera conclusión, pone de manifiesto la construcción de un sistema penal subterráneo del enemigo para jóvenes, sindicándose a la jóvenes “anormales” como “enemigos malos” de la sociedad, cuyo único propósito vital es amenazar a los buenos ciudadanos.- Reducción de discurso en buenos y malos como constante de la Criminología mediática, que guarda silencio respecto a los delitos de cuello blanco, excarcelaciones de genocidas, abusos de las fuerzas de seguridad, muertes por accidentes de tránsito, negociados corruptos, lugares formales e informales de encierro, etc…
Finalmente, respecto a la policía y la región Latinoamericana en que vivimos, Zaffaroni expresa estas duras palabras: “ …la efebofobia se manifiesta en todo su esplendor.- Escuadrones de la muerte y vengadores justicieros completan el panorama de las penas de muerte sin proceso en nuestra región, centrada en jóvenes y adolescentes.- Basta mirar las estadísticas para verificar que son muchos los países donde hay más adolescentes muertos por la policía que víctimas de homicidios cometidos por adolescentes…” (41)
A modo de conclusión
Cada evento en el que un joven se encuentra implicado con el delito representa una nube gris, la Criminología Mediática -y su discurso- va acumulando noticias que nublan la visión y forman la gran tormenta, que -en sus efectos prácticos- produce un gran escándalo en la opinión pública “…creando una realidad de un mundo de personas decentes frente a una masa de criminales identificada a través de estereotipos que conforman un ellos separado del resto de la sociedad, por ser un conjunto de diferentes y malos…”.-
La teoría del etiquetamiento de Becker, como la parte de las Teorías de la criminalización, explica –a mi entender- una parte muy importante de la complejidad del fenómeno de la “delincuencia juvenil”, y cómo las fuerzas de seguridad, y el sistema de justicia juvenil, inmersos estos últimos en el proceso de aplicación de normas, influyen o son cómplices de la severa reacción social general hacia los jóvenes “delincuentes”, no obstante ello, existen honrosas excepciones de jueces y juezas que “se meten en el barro”.- Todo este proceso de desviación primaria ocasional explicada por Becker y los autores que se citaron –principalmente Lemert-, deriva trágicamente en desviación secundaria, pero lo llamativo de estas ideas es que en ésta segunda desviación, la responsabilidad es de la misma sociedad, atento a que la reacción social ante una conducta desviada, consigue una transformación de la identidad individual, asignándole un nuevo rol o status, produciéndose un efecto de estigmatización de la persona.
La construcción del “extraño” de Becker, tiene similares características de definición que el “pibe chorro”, ambos son una construcción compleja, que la Teoría de la criminalización explica de manera crítica, asumiendo que las normas y su aplicación no constituyen una realidad objetiva y neutral, sino que configuran una forma de control determinado en la sociedad. Esta construcción compleja comprende al Poder Punitivo, el poder real, quien gana las calles en esa compleja microfísica del poder que describe Foucault.- Becker como académico “se mete en el barro” de la realidad, y advierte su conflictividad inherente “…el propósito u objetivo (función) de un grupo y, en consecuencia, qué cosas lo ayudan a lograrlo o se lo impiden suele ser de carácter político….”
Esto mismo se remarco al definir al delito como “pragma conflictivo” poniendo énfasis en que respecto a los jóvenes, el escenario incluye varios conflictos que se manifiestan desde lo político -ideologías- y social – con diversas miradas sobre el sujeto singular de derecho, de intereses, y de realidades-, que incluyen la realidad misma y naturalizada del joven como sujeto social en interacción con su entorno, y sus terribles problemas.-
Entiendo que al decodificarse la sociología de Becker junto al discurso actual de los medios de comunicación, respecto del estereotipado “pibe chorro”, se hizo una crítica del discurso simplista de mano dura que reclama del Estado el avance del poder punitivo, atento a que se fundamenta en la urgencia de respuesta a raíz de una noticia relacionada con un “presunto” hecho delictivo –generalmente robo violento- que señala-rotula-marca a una determinada juventud marginal y pobre, formada por sujetos “peligrosos” que es urgente controlar y disciplinar, principalmente a través del encierro, y la bastardización de sus derechos.-
La idea misma de "definición del otro” de Becker, se relaciona con el discurso que envasa como categoría estereotipada a los “pibes chorros”, lo grave de ello es que a la postre resultan ser un “chivo expiatorio” para infundir miedo, y responsabilizarlos de los fracasos del colectivo social, canalizándose sobre ellos los valores peyorativos que circulan en la sociedad.-
Desde luego que han quedado sin desarrollar las distintas investigaciones criminológicas relacionadas con la problemática de la “delincuencia juvenil” que la explican, a saber: otras teorías sociológicas, otras ciencias como la economía, antropología, disciplinas psi, “la maestra de vida” que es la historia, etc., y que permiten seguir repensando los límites de los discursos académicos, a efectos de contemplar la realidad del fenómeno de manera integral en el mundo del ser.-
Finalmente, la idea de William I. Thomas, continúa vigente conforme al análisis de la definición de las situaciones en la que: "Si el hombre define una situación como real, ésta será real en sus consecuencias", el discurso del neopunitivismo sobre la “delincuencia juvenil” es desenmascarado por la criminología crítica que denuncia al proceso de etiquetamiento y formación de estereotipos, como resultado directo de la construcción compleja que se fundamenta tanto en intereses como en prejuicios y creencias.-
Referencias bibliográficas
1.- Howard S. BECKER “Los Extraños. Sociología de la Desviación” 1.963, Edición Tiempo Contemporáneo. Bs. As. 1977, pág. 13 .-
2.- BECKER, en la pág. 13 de la obra citada.-
3.- BECKER, en la pág. 18 de la obra citada.-
4.- BECKER, en la pág. 19 de la obra citada.-
5.- VÁZQUEZ GONZÁLEZ Carlos, pág. 36, en “Teorías criminológicas sobre delincuencia juvenil”, del Curso de Experto Universitario en “Delincuencia juvenil y Derecho penal de menores”. Y de la obra del mismo autor: Delincuencia juvenil. Consideraciones penales y criminologías, Colex, Madrid, 2003.
6.- BECKER, en la pág. 21/22 de la obra citada.-
7.- BECKER, en la pág. 22/23 de la obra citada.-
8.- VÁZQUEZ GONZÁLEZ, en la pág. 19 de la obra citada.-
9.- VÁZQUEZ GONZÁLEZ, en la pág. 11 de la obra citada.-
10.- Eugenio Raúl ZAFFARONI “La Palabra de los Muertos” Ed. Ediar, Buenos Aires 2.011, pág. 224/225.-
11.- BECKER, en la pág. 23/24 de la obra citada.-
12.- BECKER, en la pág. 26 de la obra citada.-
13.- Joaquín CUELLO CONTRERAS, “REFLEXIONES SOBRE LA CAPACIDAD DE CULPABILIDAD DEL MENOR Y SU TRATAMIENTO EDUCATIVO Con una aportación al tratamiento de delincuentes jóvenes con trastorno narcisista de la personalidad” en la página electrónica: http://criminet.ugr.es/recpc/12/recpc12-01.pdf .-
14.- BECKER, en la pág. 29/30 de la obra citada.-
15.- ZAFFARONI, en la pág. 235 de la obra citada.-
16.- BECKER, en la pág. 30/31 de la obra citada.-
17.- http://es.wikipedia.org/wiki/Los_olvidados
18.- BECKER, en la pág. 31 de la obra citada.-
19.- BECKER, en la pág. 33 de la obra citada.-
20.- BECKER, en la pág. 34 de la obra citada.-
21.- BECKER, en la pág. 35 de la obra citada.-
22.- BECKER, en la pág. 35 de la obra citada.-
23.- BECKER, en la pág. 36 de la obra citada.-
24.- BECKER, en la pág. 38 de la obra citada.-
25.- BECKER, en la pág. 39 de la obra citada.-
26.- http://old.clarin.com/diario/2005/05/18/um/m-978953.htm
27.- BECKER, en la pág. 40 de la obra citada.-
28.- BECKER, en la pág. 40 de la obra citada.-
29.- http://www.surargentina.org.ar/index.php?secc=9&id=91
30.- BECKER, en la pág. 41 de la obra citada.-
31.- BECKER, en la pág. 41 de la obra citada.-
32.- BECKER, en la pág. 42 de la obra citada.-
33.- BECKER, en la pág. 42 de la obra citada.-
34.- BECKER, en la pág. 43 de la obra citada.-
35.- BECKER, en la pág. 45 de la obra citada.-
36.- BECKER, en la pág. 113/162 de la obra citada.- Y ZAFFARONI, en la pág. 233 de la obra citada.-
37.- ZAFFARONI, en la pág. 353 de la obra citada.-
38.- ZAFFARONI, en la pág. 369 de la obra citada.-
39.- ZAFFARONI, en la pág. 370 de la obra citada.-
40.- ZAFFARONI, en la pág. 370/1 de la obra citada.-
41.- ZAFFARONI, en la pág. 374 de la obra citada.-
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